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Funcinema

127 horas

Título original: 127 hours
Origen: Reino Unido
Director: Danny Boyle
Reparto: James Franco, Kate Mara, Amber Tamblyn, Clemence Poesy, Treat Williams, Kate Burton, Lizzy Caplan
Guión: Simon Beaufoy, Danny Boyle
Fotografía: Anthony Dod Mantle, Enrique Chediak
Montaje: Jon Harris
Música: A.R. Rahman
Duración: 93 minutos
Año: 2010


7 puntos


La mano que mece la piedra

Por Matías Gelpi

127 horas es otro de los films con varias nominaciones al Oscar que se han estrenado, casi todos, en el último mes en la Argentina. Al respecto, sólo voy a decir que está un escalón por debajo de la calidad de films como Red social, Temple de acero o la magnifica Toy Story  3.

Desde los títulos, Danny Boyle nos ofrece un panorama detallado y claro de lo que vamos a ver, la historia de Aaron Ralston (James Franco) en los cañones de Utah narrada al ritmo del videoclip mezclado con publicidad de bebida hidratante y música pop/rock a todo trapo. Es que a esta última creación del bueno de Danny la desmesura le queda bien.

Basada en el libro de Ralston “Between a rock and a hard place” (expresión equivalente a la castellana “Entre la espada y la pared”)  127 horas relata detalladamente un fin de semana en el que Aaron Ralston pretende hacer rapel en los cañones de Utah, y en una mala maniobra queda atrapado. James Franco interpreta a un hiperactivo Ralston con la suficiente solidez como para sostener solo casi todo el film. Franco compone un ser repleto de energía, que parece que fuera incapaz de detenerse o de salir del estado de ebullición, personaje a la medida de los fines estéticos de Danny Boyle que acompaña con una fotografía saturada de colores ardiendo, música veloz, montaje frenético y con recursos que van desde la división de pantalla, hasta la utilización de imágenes en video digital. El resultado es pura potencia, una gran cantidad de imágenes apabullantes que logra desde el principio captar el interés, hasta que Aaron queda atrapado.

Allí comienza otra historia, detenida, sin lugar hacia donde escapar, entonces Boyle sigue hacia delante, continúa el viaje (sin sutilezas) desde la psicología del Ralston. Alucinaciones, fantasías, recuerdos, sueños, todo pasa delante del protagonista y también delante nuestro, desde aquí la película toma un impulso que le alcanzará hasta el final.

Boyle es un tipo con oficio y con un estilo fácilmente reconocible, en 127 horas retoma una manera de narrar que le dio sus frutos en la moralmente discutida Slumdog  millionaire llevándolo a ganar el Oscar. En mi opinión ni esta, ni aquella son sus grandes obras, sobre todo porque se tratan de historias “inspiradoras”, con un mensaje un tanto berreta, aquello del “éxito ante la adversidad extrema”, ante lo cual, le queda un poco ridícula tanta canchereada visual. Personalmente siempre he recordado a Exterminio como lo mejor de este director, su película más sólida, más bestial, de música potente e imágenes inolvidables para quienes gustamos del género.

Este film nos invita a un loco viaje, junto a su protagonista, hacia la libertad absoluta del paisaje desértico de Utah. Contado con una imaginación y desmesura tal que debería ser vista en la sala de cine. Danny Boyle no se guarda nada de lo que hoy tiene para ofrecer y logra al menos un film digno, entretenido, explícito y de alto voltaje en todos los sentidos. Y sí, también una historia de superación y esperanza

Queda en el espectador  decidir si acompañar o no a Ralston en su viaje y tragedia, en su opresiva trampa de piedra, en su angustia y en su decisión.

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