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Papá por accidente

Título original: The switch
Origen: EE.UU.
Director: Will Speck, Josh Gordon
Reparto: Jason Bateman, Jennifer Aniston, Jeff Goldblum, Juliette Lewis, Thomas Robinson, Patrick Wilson
Guión: Allan Loeb
Fotografía: Jess Hall
Música: Alex Wurman
Montaje: John Axelrad
Duración: 105 minutos
Año: 2010


6 puntos


¿Es o no es?

Por Mex Faliero

Papá por accidente parece una comedia, por la velocidad en los diálogos, la utilización de los actores secundarios (Juliette Lewis, Jeff Goldblum, Patrick Wilson) y la forma en que los tiempos de cada escena se van dando, pero no lo es del todo. Parece un drama, por cómo Wally (Jason Bateman) se piensa a sí mismo y reflexiona sobre los hechos que vemos, pero nunca llega a profundizar esa vertiente, ni a ponerse demasiado seria. Parece una romántica, por la forma en que el vínculo entre Wally y Kassie (Jennifer Aniston) se va edificando, con sus idas y vueltas, hasta el previsible final, pero tampoco. Es esa indefinición la que convierte a Papá por accidente en una película irregular, pero, a su vez, en un producto interesante, toda vez que va derribando nuestras expectativas y nos pone a pensar sobre lo que estamos viendo y los mecanismos del relato.

Puede que todo esto haya sido deliberado (después de todo los directores Will Speck y Josh Gordon son los mismos de la desaforada y divertida y alocada Deslizando a la gloria, con Will Ferrell), pero también puede que no (como verán, el crítico está un poco confundido a la hora de analizar el film). Sin embargo hay algo que hace pensar que sí, y es la manera en que los conflictos se resuelven, sobre todo el central: la relación entre Wally y Kassie. Casi como una red protectora, la neurótica personalidad de Wally es mechada con instancias donde se va definiendo su relación con Kassie. Es en esos instantes, donde el film se pone autoconcientemente en plan comedia-romántica. Y ver cómo las cosas se resuelven, sin el falso suspenso típico del género acerca de si terminarán juntos o no, deja evidencia no sólo que la indefinición genérica no lo es tanto, sino además que lo romántico del asunto es más funcional que fundamental.

Y la clave final, y más evidente, es que Papá por accidente no es tanto una con Aniston y Bateman, sino una con Bateman y donde Aniston tiene un personaje de segunda importancia. Incluso, el hijo de Aniston, Sebastian (Thomas Robinson), es más trascendente dado que lo que la película trabaja esforzadamente es la personalidad de Wally. El tipo, un cuarentón solterón, tuvo una relación pasada con Kassie, pero ella pasó de esa etapa y ahora persisten como mejores amigos: y esto a pesar del pesimismo y la neurosis extrema de él. Kassie no lo tiene en cuenta, al nivel de querer tener un hijo por inseminación artificial y ni siquiera pensar en su esperma. Así que en la “fiesta de inseminación” que ella da con amigos, Wally totalmente borracho terminará cambiando el contenido de cierto frasco y -¡elipsis!- el primogénito terminará siendo un Wally talle chico y no un hijo del verdadero donante.

Papá por accidente, entonces, es Wally. Y Wally enfrentado a sus miedos y a su platónica relación con Kassie y a su progresivo vínculo con Sebastian. Y, también, a su excesivo nivel de honestidad brutal para con el mundo. Aclaro que no veo en el film una modificación forzada en la personalidad del protagonista, sino una sincera movilización interior. Más que misántropo, Wally es tímido, introvertido, pulcro. Y, además, lo juega Jason Bateman, alguien que nunca se va a recostar en el cinismo (como sí lo haría un Kevin Spacey, por ejemplo) y, de hacerlo, demuestra que esa no es más que una herramienta de autodefensa de algún personaje patético e irritante (el jefe de Clooney en Amor a distancia). Digamos, que gracias a Bateman y al pequeño Robinson es que el film gana puntos, suma honestidad y se convierte en una mirada sensible sobre cómo un padre no tanto lo es, sino que se hace.

Es verdad que hay un asunto que deja algunas dudas y es cómo el film tiene una mirada biologicista, en la que lo genético es tan importante que hasta termina condicionando algunos comportamientos de los personajes. De hecho, lo peor del film es el personaje de Patrick Wilson (el donante que intenta una relación con Aniston), que sin demasiada explicación pasa de buen tipo a estúpido de competencia, y con el cual el pequeño Sebastian no termina de congeniar nunca. Sin embargo, Papá por accidente termina funcionando porque -y esto es muy importante- Aniston y Bateman forman una pareja real, con química, que hace posible esa violencia con la que lo romántico irrumpe abruptamente. Gordon y Speck trabajan aquí en un registro muy diferente al de Deslizando a la gloria, lo hacen con conciencia y total explicitud de los instrumentos que utilizan (a lo mejor, al extremo de que nos importe más el mecanismo que el cuento) y hacen pensar en el futuro de esta dupla como un terreno donde los imprevisible puede surgir en cualquier momento.

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