La película 13 Assassins, del prolífico director japonés Takashi Miike, es -toda una sorpresa- una convencional nueva versión del filme de samuráis de 1963, pero el realizador le inyectó suficiente horror y humor como para ganarse a los espectadores del Festival de Cine de Venecia.
La película, una de las 24 que participan de la competencia principal del Festival, está basada en el filme del mismo nombre y en blanco y negro de Eiichi Kudo, y podría resultarle atractiva al presidente del jurado Quentin Tarantino, un entusiasta del género de artes marciales.
Ambientada en 1844, la cinta sigue a una banda de doce samuráis y un hilarante subordinado en su intento por derrocar al cruel Lord Naritsugu, que viola y mata sabiendo que su estatus como hermano del sogún lo protegerá.
Liderados por el noble Shinzaemon Shimada (Koji Yakusho), los guerreros saben que están en una misión suicida contra un número enormemente superior, pero eso no los detiene porque se preparan para luchar usando elaboradas trampas y técnicas de esgrima.
La diversión la suma Koyata (Yusuke Iseya), un hombre de las montañas que lucha junto a los más formales samurái usando piedras y una honda y que los critica por su arrogancia.
Miike afirmó que su principal objetivo al realizar 13 Assassins era educar a los jóvenes de Japón sobre su pasado reciente. «No está ocurriendo en un pasado remoto, sino más bien en el pasado reciente, cuando vivieron nuestros bisabuelos», dijo a los periodistas el jueves en Venecia. «Espero que los jóvenes japoneses, viendo esta película, reflexionen sobre el pasado reciente, cincuenta o cien años atrás, y piensen en cómo Japón era diferente a lo que es hoy», agregó.
Miike ha realizado más de 80 películas, entre ellas el filme de horror de 1999 Audition y el de superhéroes del 2004 Zebraman. La secuela Zebraman 2: Attack on Zebra City se estrena en Venecia fuera de competencia.
(Fuente: Reuters)