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El asistente del vampiro

Título original: Cirque du Freak: The vampire’s assistant
Origen: USA
Director: Paul Weitz
Reparto: John C. Reilly, Ken Watanabe, Josh Hutcherson, Chris Massoglia, Ray Stevenson, Patrick Fugit, Willem Dafoe, Salma Hayek
Guión: Paul Weitz, Brian Helgeland
Fotografía: James Muro
Montaje: Leslie Jones
Música: Stephen Trask
Duración: 110 minutos
Año: 2009


7 puntos


Desde la otredad

Por Rodrigo Seijas

Ultimamente a nivel masivo parece que el punto de referencia para la mayoría del público es la saga Crepúsculo. Mala, muy mala noticia, si tenemos en cuenta cómo tanto los libros como las películas subvierten el mito del vampirismo, con toda su carga erótica y subversiva, en pos de reivindicar la negación del sexo, la cultura de los cuerpos perfectos y la institución matrimonial como forma máxima de adquisición de la identidad.

Por eso no viene mal que aparezca una película como El asistente del vampiro. Porque vuelve a ciertos orígenes de las concepciones sobre los vampiros: la carga de la vida eterna, el poder de la inmortalidad, la afirmación orgullosa de la identidad frente a los prejuicios de la sociedad establecida y el contacto físico otra vez como forma lícita de expresar las emociones. Y toda esta carga ideológica -pero también formal- está dirigida, no casualmente, al mismo público al que se dirige la serie de libros escritos por Stephanie Meyer.

El relato se focaliza en Darren Shan, un joven que, al contrario de la mayoría de los protagonistas, no comienza siendo un outsider: el muchacho es muy popular, saca buenas notas, es querido por su familia. Sin embargo, su mejor amigo, Steve, es el tipo al que todos desprecian, y por eso mantiene en secreto la amistad. Es decir, su problema no pasa por ser un segregado, sino por ser hipócrita con los demás y consigo mismo. No termina de asimilar sus propias particularidades, sus obsesiones distintivas, lo que lo hace diferente a los demás.

Pero el destino lo va obligando a tomar esas decisiones. Primero, porque accidentalmente conoce a un vampiro. Segundo, porque ese vampiro lo convierte, con lo cual tiene que dejar de lado la comodidad de su vida establecida. Tercero, porque ese giro de las circunstancias lo termina enfrentando a Steve, quien concebía su rasgo marginal como identificatorio con el vampirismo, y por lo tanto buscaba integrar esa tribu, pero ve su sueño postergado por Darren. En el medio, Shan ingresa a un mundo donde él, que era usualmente el perfecto adaptado, pasa a ser el que está corrido de la senda mayoritaria.

El asistente del vampiro se basa en una saga que está compuesta en total por doce libros, aunque el filme toma como plataforma los tres primeros. Hay una fuerte impresión de que el relato fílmico funciona más que nada como preludio para toda una serie, con muchos personajes, situaciones e historias por desarrollar. La trama adolece de varios pasajes de la fuerza necesaria y quedan unos cuantos huecos que resienten el resultado final. A la vez, el actor que interpreta al protagonista, Chris Massoglia, carece de carisma y le cuesta transmitir las emociones que va atravesando su personaje. En cierto modo, recuerda bastante a Daniel Radcliffe en sus primeras interpretaciones de Harry Potter.

En contraposición, El asistente del vampiro tiene un elenco excelente, con actores en plena forma. Se destaca notoriamente John C. Reilly, quien vuelve a manifestar su habilidad para mutar según el personaje o la situación que le toque, manejando las variables dramáticas o cómicas sin problema alguno. También Salma Hayek, Ken Watanaba y Willem Dafoe se muestran en perfecto equilibrio. Es de resaltar lo de Josh Hutcherson, un joven que con filmes como ABC del amor, Zathura, El mundo mágico de Therabitia y Viaje al centro de la Tierra exhibe una carrera sólida con interpretaciones dignas de atención.

Paul Weitz, quien venía de fallar bastante con En buena compañía y American Dreamz, levanta la puntería y, aunque no llega a las alturas de Un gran chico, termina transmitiendo esperanza respecto a su capacidad. Esto justo ocurre cuando su hermano Chris sigue inmerso en un pozo creativo, con La brújula dorada y Nueva Luna como estandartes altamente negativos. El antagonismo de las dos sendas profesiones no deja de ser interesante: cuando un hermano toma al vampirismo como bandera del puritanismo, el otro va hacia el lugar exactamente opuesto.

Los resultados y la repercusión corrieron de igual forma por carriles inversos: mientras Nueva Luna fue un éxito absoluto, El asistente del vampiro pasó totalmente desapercibida y en la Argentina se estrena discretamente en DVD. El debate sobre las capacidades y responsabilidades del público sigue acumulando casos para el análisis.

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