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Sentencia de muerte

«Meterles bala…»

Por Cristian A. Mangini


4 puntos


A ver, seamos claros, Sentencia de muerte tiene un subtexto que favorece el ‘vigilantismo’ y tiene una legitimación alarmante de la venganza. En ese sentido, el relato es sumamente sencillo y ha sido explorado varias veces con figuras como Charles Bronson, Sylvester Stallone o Steven Seagal. Aquí hay una diferencia bastante importante en un aspecto determinante, la figura es Kevin Bacon, un actor con un registro dramático mucho más elaborado, aún con lo básico que pueda resultar el personaje. No está la opción que teníamos con las películas de Bronson o Stallone donde uno podía “no tomárselo en serio” y mirar alguna  balacera o secuencias de artes marciales increíbles mientras “los malos” eran castigados. El actor le da al protagonista vengador otro espesor y aquí esta el problema. Porque entonces hablamos en serio.

Pues bien, la historia de Nicolas Hume es la misma que la de otros vengadores: tipo tranquilo + vida cómoda + hijos lindos y exitosos. Pero todo se complica, y de repente la ecuación (término utilizado hasta el hartazgo en la película) se va al diablo convirtiéndose en: vida intranquila – hijos – familia + venganza. Y como no alcanza con la venganza personal, es la venganza contra todo el grupo social de pandilleros malvados. Y sí, corre sangre y Hume pasa de un día para el otro a ser un tirador formidable (¡leyendo instrucciones de los manuales de armas!), y ya nada será igual porque la venganza lo ha cambiado y bla, blah, blah. La historia es un cliché tan marcado que hasta los videojuegos son autoconscientes de ello. Pero aquí va James Wan (El juego del miedo 1, la más decente e interesante) y hace su versión de la cuestión.

Un par de cosas antes de caer en cierto facilismo que tienen otras reseñas de algunos medios: la película tiene algunas buenas secuencias de acción. De hecho, el primer asesinato está bien manejado (completamente físico) y tiene cierto verosímil que después la película pierde completamente. Más allá de que la secuencia pierde solvencia en su continuidad, se entiende. Luego hay largos planos secuencia, principalmente basados en travellings, en dos fragmentos de la película que demuestran que Bacon también puede ser un héroe de acción: en primera instancia hay una huida desesperada a través de callejones y luego hay una larga secuencia en un estacionamiento que tiene a Hume saltando, golpeando y corriendo por un largo rato. El recurso no queda mal utilizado, y demuestra que Wan puede entregar algunos buenos momentos cinematográficos. Otro punto a favor son las secuencias de disparos, aún si son inverosímiles: el trabajo de montaje tiene cosas de Mann y Scorsese que son completamente reconocibles.

Pero, bueno, la película es floja. Ya se dijo: es simplista y llana pero el contenido es peligroso. ¿Por qué?: bien, Sentencia de muerte, se empeña en decir que vivimos en tierra de nadie y que las instituciones estatales no sirven para nada. Dice que las familias que tienen dinero para hacer sus videos familiares y verlos en costosos plasmas corren peligro ante los “inadaptados” de siempre, que son malos hasta con su familia. Y que esos inadaptados solo merecen una cosa que es morir. Y sí, después de tanta ridiculez suena ridícula la frase final de Hume en el banco, hablando de cuestiones que de haber sido bien resueltas no hubieran dejado a la película en el absurdo. Sí, Hume puede haberse convertido en un pandillero más pero el espectador jamás lo verá así, y menos si el plano final lo tiene mirando nuevamente un video familiar (y ya se dijo, Bacon mirando un video familiar no es Seagal –por ejemplo- mirando un video familiar). Es que con la mala gente solo queda una cosa por hacer según esta película: meterles bala.

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