Una primera entrega de una historia que parece confirmar los vicios habituales de Zack Snyder, que cree ser mucho más inteligente y original de lo que realmente es.
Netflix subió a su catálogo la recordada serie de HBO. Cinco temporadas para conocer a una familia, atravesada por temas universales y la muerte como ente que rodea la historia.
Una comedia que acumula demasiados elementos estéticos y narrativos, lo que le hace perder consistencia, además de anular las potencialidades cómicas de Eddie Murphy.
Sin maravillar, este musical animado fusiona elementos típicos de los relatos navideños con el universo de Adam Sandler, en un relato desparejo pero que toma unos cuantos riesgos atractivos.
Esta serie de acción y espionaje es un objeto gritón y poco sutil, pero repleto de rasgos fascinantes y queribles, además un protagónico de James Spader en estado de gracia.
Un film que estira excesivamente su premisa y que privilegia su premisa antes que la solidez narrativa, con lo que termina entregando apenas un ejercicio ingenioso.
La última entrega de esta serie fue la más floja de todas, con conflictos resueltos arbitrariamente desde lo ideológico y discursivo, aunque posee pasajes bastante rescatables.
Esta vez, Adam Sandler se pone al servicio de un protagónico para una de sus hijas, en una comedia adolescente que, sin ser novedosa, entiende lo que tiene que contar y cómo contarlo.