Este thriller de horror es, en el fondo, un drama íntimo con sesgos sumamente inquietantes, climas muy logrados y una actuación sobresaliente de Rebecca Hall.
Un thriller de horror que tiene una primera mitad realmente sólida desde la narración y la puesta en escena, pero una segunda parte sumamente deficiente, que atenta contra el film a nivel general.
Un western que recurre a instancia de violencia y brutalidad como un componente vinculado al género de horror, pero también como un posicionamiento ético.