
Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
Estrenada en el 2022, La Lista Terminal mostró ser una serie a la que le costaba salir de algunos lugares comunes ya demasiado transitados en los thrillers militares y de espionaje y que fallaba en sacarle el jugo a las virtudes interpretativas de Chris Pratt. A pesar de que lo primero que se esperaba era una segunda temporada (teniendo en cuenta que está basada en una saga literaria escrita por Jack Caar), lo que en cambio llega es una precuela centrada en uno de los personajes de reparto de la serie: Ben Edwards (Taylor Kitsch), un agente encubierto de la CIA y ex compañero SEAL de James Reece (Pratt), de quien, recordemos (alerta de spoiler), se revelaba que había estado involucrado en la misión donde traicionaban al protagonista. La Lista Terminal: Lobo Negro se propone explorar, al menos en parte, el camino por el cual ese personaje que supo ser casi un hermano para Reece, termina siendo prácticamente un traidor. Los primeros dos episodios son prometedores en ese sentido, porque muestran a un tipo al cual rápidamente su sistema de creencias se le derrumba y debe reacomodarse por completo frente a las circunstancias. Esto ocurre luego de que Edwards ejecuta a un activo de la CIA que tenía a una niña como esclava sexual y es dado de baja de los SEAL, para luego ser reclutado por un espía llamado Jed Haverford (Robert Wisdom) para una misión para detener a un terrorista que trabaja para los iraníes. Edwards pasará a ser parte entonces de una unidad integrada por viejos conocidos y algunas caras desconocidas para él, en una operación que se irá enredando cada vez más y en la que aparecen intereses cruzados de múltiples agencias y facciones políticas. Pero si al principio la serie creada por David DiGilio y el propio Carr amaga con ir trazando un contexto que permita explicar la traición posterior de Edwards a Reece, se termina contentando con contar otra vez la típica historia del militar con convicciones firmes que es usado, manipulado y traicionado por sujetos amorales, hasta que toma consciencia de esto y se rebela a los tiros. De hecho, en esto La Lista Terminal: Lobo Negro es casi un calco de la serie original en el recorrido dramático de su protagonista, con discurso militarista bastante básico incluido. En el mismo sentido, si bien la vuelta de tuerca por la cual se revela al gran traidor no aparece en los últimos minutos, pero también que ese giro dramático no deja de ser bastante previsible. Sí es cierto que la puesta en escena está más ajustada en su estructuración, por lo que las secuencias de acción, abundantes, por cierto, no solo tienen algunos logros formales muy potentes -hay un tiroteo en un túnel filmado en gran parte con un plano secuencia que funciona muy bien-, sino que también impactan desde la violencia corporal. Lo mismo cuenta para el esquema narrativo, que con sus idas y vueltas constantes consigue llevar de las narices al espectador. Pero eso no quita la sensación de repetición, de que Edwards se comporta como una versión apenas más agrietada de Reece, que incluso aparece en un par de episodios casi como un mecanismo para hacer sentir al público en terreno familiar. Todavía no está claro si habrá una segunda temporada o si La Lista Terminal: Lobo Negro se conformará con ser una miniserie, pero sí que hubo aquí una oportunidad perdida: la de contar la transformación de un individuo supuestamente confiable en alguien capaz de hacer cosas irredimibles.
-Los siete episodios de La Lista Terminal: Lobo Negro están disponibles en Prime Video.
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