
Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
Por más que tuvo un par de instancias de acción y tensión al borde de grandes enfrentamientos, el cuarto episodio de la tercera temporada de Tulsa King fue primariamente sobre las dinámicas familiares y de pareja. Staring down the barrel, nuevamente con Kevin Dowling a cargo de la dirección, fue también un capítulo de recomposición para Dwight (Sylvester Stallone) y su gente, luego de la larga sucesión de errores vista en The G and the OG. Principalmente para Tyson (Jay Will), que quizás no terminó de tomar total consciencia de su responsabilidad en la pérdida del bourbon de 50 años, pero que contó con su padre, Mark (Michael Beach), como brújula moral, lo cual no necesariamente implique que sea para hacer el bien. De hecho, en una conversación entre ambos es que sale a la luz el pasado criminal de Mark y cómo decidió sentar cabeza cuando conoció a su esposa. En tanto, Dwight, por más que dedica la mayor parte de su tiempo a realizar averiguaciones sobre la ubicación del bourbon junto con Bevilaqua (Frank Grillo), también se permite unos minutos para retomar su rol paternal en un par de secuencias clave: la del comienzo, donde retoma el concepto de “familia” cuando regaña a su banda, y antes del asalto a la guarida de Jeremiah Dunmire (Robert Patrick). Hablando de este último, es notorio cómo el distanciamiento y los desencuentros con su hijo Cole (Beau Knapp) van escalando y se puede presuponer que esto tendrá consecuencias complejas, aunque todavía no claras. Saliendo de lo paterno filial, tenemos dos conversaciones breves, pero relevantes, que funcionan como indicadores de los vínculos románticos entre algunos de los personajes: por un lado, la reconciliación entre Cleo (Bella Heathcote) y Mitch (Garrett Hedlund), que se da de manera armoniosa, aunque sin aportar mucho a la trama; y por otro, la reunión entre Margaret (Dana Delany) y Cal Thresher (Neal McDonough), que es primariamente de negocios. En esta última, Margaret le ofrece todo su conocimiento y contactos a un tipo que se cree más de lo que es, y que ciertamente necesita de ayuda para llegar a la gobernación. Claro que el juego de Margaret tiene objetivos que van más allá de la recuperación de su propiedad y que tienen que ver con facilitarle la acumulación de poder a Dwight, con quien ha entablado una relación afectiva que tiene también mucho de profesional. Y si bien Dwight recupera cerca del final el bourbon, imponiéndose esta vez a Dunmire, su adversario está lejos de ser vencido y otras amenazas empiezan a asomar de manera más concreta. Porque ahí está Quiet Ray (James Russo) recibiendo una visita de Vince Antonacci (Vincent Piazza), que le “informa” -por decirlo de alguna manera- que la gente de Dwight no es del todo profesional. Eso motiva un llamado de Ray a Bevilaqua, donde no le dice mucho más que está a disposición para cuando lo necesite, aunque sus palabras parecen decir mucho más. Así lo entiende Bevilaqua, y nosotros espectadores. Tulsa King no termina de mostrar todas sus cartas, pero ya queda claro que Dunmire no va a ser el único obstáculo para Dwight.
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