
Título original: Star Trek: Section 31 // Origen: EE.UU. // Dirección: Olatunde Osunsanmi // Guión: Craig Sweeny // Intérpretes: Michelle Yeoh, Omari Hardwick, Sam Richardson, Robert Kazinsky, Kacey Rohl, Sven Ruygrok, James Hiroyuki Liao, Humberly González, Joe Pingue // Fotografía: Glen Keenan // Montaje: Bartholomew Burcham // Música: Jeff Russo // Duración: 95 minutos // Año: 2025 // Plataforma: Paramount+
5 puntos
UNA AVENTURA DEMASIADO FORZADA
Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
Star Trek y su eterno universo continúan expandiéndose, lo cual no necesariamente es una buena noticia, incluso para sus fans acérrimos. Ahí está el caso de Star Trek: Sección 31, la más reciente película de la franquicia, que se estrenó directamente en Paramount+ y que, a pesar de tener un considerable nivel de producción, está lejos de parecerse a algo similar al cine.
Convengamos que la película de Olatunde Osunsanmi (con una considerable trayectoria en televisión, que incluye la dirección de más de una docena de episodios de Star Trek: Discovery) tiene un planteo interesante por partida doble. Por un lado, porque tiene como personaje principal a una villana: la Emperatriz Philippa Georgiou -una Michelle Yeoh entre incómoda y demasiado intensa en su papel-, una mujer con fama de despiadada, que se maneja en su propio submundo criminal con soltura y mano de hierro a la vez. Por otro, porque presenta a la mencionada Sección 31, una división de espionaje de la Flota Estelar dedicada a cumplir misiones de carácter clandestino y hasta ilegal, e integrada por variopintos sujetos. Philippa será reclutada por una unidad de la Sección 31 para ayudar en un trabajo ciertamente peligroso, que la pondrá frente a frente con los demonios de su pasado, en un relato que busca avanzar en base a intrigas, traiciones y redenciones varias.
Aparentemente, Star Trek: Sección 31 se pensó inicialmente como una serie, pero, luego de que Yeoh ganara el Oscar a la mejor actriz protagónica por su rol en Todo en todas partes al mismo tiempo, los planes cambiaron y se decidió transformarla en una película. Esa alteración se nota bastante en una presentación de conflictos y personajes que se pretende canchera, pero que es más apresurada que otra cosa. Todo sucede un poco a los tumbos, en buena medida porque la puesta en escena de Osunsanmi parece más preocupada por encontrar ideas visuales atractivas que por desplegarlas con criterio, y más enfocada en acumular información que en contar su historia de forma consistente. Para colmo, por más que el film se pretenda original en sus giros, rara vez escapa a lo previsible, tanto en sus revelaciones, sus arcos de redención -bastante forzadas, por cierto- y sus pasos de comedia, que rara vez dan en el blanco. Encima, si la dinámica grupal es al principio prometedora, pronto se va desdibujando, en gran parte porque la película nunca encuentra el tono adecuado que pretende y necesita.
Hacia el final, casi por decantación, Star Trek: Sección 31 deja las puertas abiertas para una o varias secuelas. Pero la verdad que no dan muchas ganas de volver a visitar esta pequeña parte del universo Star Trek. Una que debería ser apasionante, pero que casi nunca pasa de ser desabrida.
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