
Por Mex Faliero
Hay una suerte de consenso respecto de que Chikhai Bardo, el séptimo episodio de la segunda temporada de Severance, ha sido una obra maestra. Particularmente creo que ha sido un muy buen episodio, pero también que se sintió algo críptico y no en un sentido lúdico, con algunos manierismos visuales y formales que lo volvieron cercano al cine afectado de un Charlie Kaufman. De hecho, Chikhai Bardo se pareció bastante en algunas ideas sobre el amor trágico, la memoria y el olvido a Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. ¿De qué fue Chikhai Bardo? Básicamente detuvo el progreso de la historia para contar los orígenes de la relación de Mark (Adam Scott) y Gemma (Dichen Lachmann), mientras descubrimos qué es de la vida de ella dentro de Lumon, donde es una suerte de conejilla de Indias de diversos experimentos, que la llevan a vivir diferentes identidades cuando atraviesa el famoso ascensor, una de ellas, claro que sí, la Sra. Casey. Gemma habita el piso de pruebas de la empresa y el desafío es atravesar diversas puertas con nombres de archivos Refinamiento de Macrodatos, entre ellos -claro- el reconocido Cold Harbor, que Mark se demora en terminar. Se supone que cuando lo concluya ambos se podrían reencontrar. Al menos es lo que pregunta Gemma, pero la respuesta fue poco clara y uno supone lo peor. Escrito por el mismísimo Dan Erickson junto a Mark Friedman, el capítulo marcó además el debut en la dirección de la habitual directora de fotografía Jessica Lee Gagné, lo que no es un dato menor: trabajando con firmeza los recuerdos y cierto carácter nostálgico, Lee Gangé utilizó cinta en 16mm para generar flashbacks con momentos elegíacos. Así supimos cómo se conocieron Mark y Gemma, que ella perdió un embarazo por un aborto espontáneo y que Lumon estuvo metido en sus vidas desde mucho tiempo atrás. No se puede negar que el capítulo tuvo inventiva visual, varios hallazgos narrativos y un terreno de cierta incomodidad por la incerteza que maneja, pero también que por momentos se vuelve demasiado farragoso y difícil de seguir complejizando por demás situaciones para no tener que dar respuestas. Chikhai Bardo brindó alguna respuestas sobre el funcionamiento de Lumon, como por ejemplo que espían constantemente lo que hace el grupo de Mark, y siguió indagando en el proceso al que se sometió Mark para lograr conectar su mundo Outie con el mundo Innie. Tanto en la experiencia de Gemma como en la ensoñación que atraviesa Mark, se mezclan la realidad con los recuerdos, lo que sucede en Lumon con lo que pasa ahí -o pasó- ahí afuera. Severance dejó atrás en esta segunda temporada su mirada más política sobre el mundo de las corporaciones y el trabajo, y derivó hacia un existencialismo melancólico sobre las vidas que no podemos vivir. Al igual que los personajes, está buscando su camino. Por momentos es fascinante y por otros se nota algo estancado, y con demasiadas derivaciones. Uno supone que los tres episodios que quedan se meterán de lleno con el conflicto central, pero no sabemos por dónde irán las potenciales revelaciones que, seguramente, llegarán. Por lo pronto, ya se confirmó la tercera temporada.
Si disfrutás los contenidos de Funcinema, nos gustaría tu colaboración con un Cafecito para sostener este espacio de periodismo independiente: