
Título original: Back in action // Origen: EE.UU. // Dirección: Seth Gordon // Guión: Seth Gordon, Brendan O´Brien // Intérpretes: Jamie Foxx, Cameron Diaz, Kyle Chandler, McKenna Roberts, Ryan Jackson, Glenn Close, Jamie Demetriou, Andrew Scott, Fola Evans-Akingbola, Robert Besta // Fotografía: Ken Seng // Montaje: Peter S. Elliot // Música: Christopher Lennertz // Duración: 114 minutos // Año: 2025 // Plataforma: Netflix
4 puntos
¿PARA QUÉ TANTOS RETORNOS Y REENCUENTROS?
Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
En De vuelta a la acción, disponible en Netflix, hay unos cuantos retornos, más allá del que deben efectuar los protagonistas. El director y coguionista Seth Gordon vuelve al cine tras doce años (su última película había sido la interesante Ladrona de identidades) en los que estuvo abocado a trabajos televisivos. Lo mismo Cameron Diaz, cuyo último film había sido Annie, del 2014. Incluso para Jamie Foxx esta película representa un regreso, teniendo en cuenta que durante la filmación sufrió una hemorragia cerebral, de la cual consiguió recuperarse contra todo pronóstico. Y para el propio Foxx, el film representa una reunión con viejos conocidos, porque ya había trabajado con Diaz en la mencionada Annie y en Un domingo cualquiera, y con Gordon en Quiero matar a mi jefe. Pero tantos retornos y reencuentros no sirven mucho para una película que es finalmente floja de toda flojedad.
El título de la película es un indicador claro de todo lo que presenta la trama. Matt (Foxx) y Emily (Diaz) son un matrimonio aparentemente normal, aunque en realidad fueron unos expertos expías que quince años atrás decidieron retirarse y ocultarse bajo identidades falsas luego de enterarse de que ella estaba embarazada y tras una misión que no salió como se esperaba. Sin embargo, después de un episodio demasiado público que se viraliza, su fachada se cae y se verán obligados a huir con sus dos hijos, mientras son perseguidos tanto por una organización criminal como por un antiguo colega del MI6. En el medio habrá, obviamente, una disputa por un dispositivo que puede ser muy peligroso si cae en las manos equivocadas, además de la necesidad de repensar el vínculo de estos espías retirados con sus hijos, que hasta el conflicto se desata solo pensaban que solo eran unos padres aburridos.
Dentro de la comedia que es De vuelta a la acción, pasa casi todo lo que uno podría imaginarse, por más que la película haga su esfuerzo por sorprender. Los acontecimientos, giros y vueltas de tuerca se ven venir con anticipación, en buena medida porque Gordon rara vez acierta con la parte cómica, lo que lleva a que la estructura argumental, plagada de lugares comunes, quede muy expuesta en sus cabos sueltos. Por eso todo y todos están en piloto automático: no solo Foxx y Diaz, sino también otros secundarios importantes, como Glenn Close -que le pone ganas, aunque se repite en su gestualidad-, Kyle Chandler -que compone a un personaje que podía dar mucho más, pero que termina siendo muy esquemático- y Andrew Scott, que da la impresión de estar para cobrar el cheque y no mucho más. Solo sacude la modorra brevemente Jamie Demetriou, interpretando a un personaje torpe, pero querible, aunque su gracia se va agotando desde la reiteración. El resto es de una chatura llamativa: solo algunos chistes que funcionan aisladamente y secuencias de acción apenas vibrantes.
Hacia el final, De vuelta a la acción busca dejar las puertas abiertas para una secuela, y uno se pregunta para qué. Más aún cuando esta primera entrega transmite una sensación de inutilidad casi total. Una pena por Gordon, Foxx, Diaz, Close, Scott, Chandler y Demetriou. Pero más por nosotros, espectadores.
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