Título original: American fiction
Origen: EE.UU.
Dirección: Cord Jefferson
Guión: Cord Jefferson, basado en la novela de Percival Everett
Intérpretes: Jeffrey Wright, Tracee Ellis Ross, John Ortiz, Erika Alexander, Leslie Uggams, Adam Brody, Keith David, Issa Rae, Sterling K. Brown, Myra Lucretia Taylor, Raymond Anthony Thomas, Van Go Jenkins, Miriam Shor, Michael Cyril Creighton, Patrick Fischler, Neal Lerner, J.C. MacKenzie
Fotografía: Cristina Dunlap
Montaje: Hilda Rasula
Música: Laura Karpman
Duración: 117 minutos
Año: 2023
Plataforma: Prime Video
6 puntos
PROVOCACIÓN, NO INCOMODIDAD
Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
Quizás la ola de corrección política y puritanismo progresista que invadió a Hollywood, que dio lugar a toda una discursividad donde la auto-victimización y el señalamiento son las reglas dominantes, haya encontrado su punto cumbre en Barbie. Y, quizás, el mismo año, haya empezado un tímido reflujo con Ficción estadounidense, que supo hacer bastante ruido en el circuito de los festivales y obtuvo cinco nominaciones al Oscar. Decimos tímido porque, por más que haya sacudido algunas mentes adormiladas, estamos ante una película que, por más que pone en crisis algunas convenciones biempensantes, no se anima a ir a fondo con su propia propuesta ideológica y cultural.
La ópera prima de Cord Jefferson sigue a Monk (Jeffrey Wright), un escritor -afroamericano, para más datos- que, a pesar de su talento, no ha alcanzado un gran éxito y contempla, entre iracundo y resignado, un panorama cultural que obras híper biempensantes, que perpetúan estereotipos raciales. Ya de arranque lo vemos en una clase de la universidad (donde hace el trabajo que realmente le permite vivir) teniendo un contrapunto con una alumna -blanca, para más datos- que no se siente cómoda al ver escrito la expresión nigger en el pizarrón. Harto de todo, se le ocurre utilizar un seudónimo y escribir una novela que agrupa todos los lugares comunes que podrían tener los sectores más progresistas -en especial los blancos intelectuales y de clase media- respecto a los negros y le pide a su representante que se la envíe a las editoriales como una especie de broma pesada y la vez sofisticada. Pero esa broma nadie la entiende, porque enseguida aparece una editorial que ofrece un jugoso contrato; el libro se convierte en un boom de ventas; la crítica lo elogia como un retrato “crudo” y “realista”; y hasta aparece un director de cine con ganas de hacer una adaptación cinematográfica. Y Monk, incómodo y frustrado con toda la situación, pero necesitado de dinero para cuidar de su madre, a quien le acaban de diagnosticar Alzheimer, se ve arrastrado por toda una cadena de mentiras y exageraciones difícilmente sostenibles, que encima lo hunden en la hipocresía y sensibilidad barata que él mismo decía despreciar.
Indudablemente, Ficción estadounidense es una película que descansa en su guión, que progresivamente va desplegando situaciones insólitas y a la vez verosímiles; y en sus actuaciones, particularmente de su protagonista, que tiene un arco dramático con unas cuantas ambivalencias y ambigüedades. En ambos aspectos es bastante efectiva, porque el relato da en el blanco unas cuantas veces en base al sarcasmo y la acidez, retratando un mundo donde hay mayorías dominantes que presumen un saber limitado y a las que les endulzan la píldora mientras se la dan de comprometidos, porque al fin y al cabo hay integrantes de las minorías que han encontrado un negocio en ser víctimas. Y también porque Wright está perfecto en su papel, captando muy bien la mezcla de timidez, rencor, aires de superioridad intelectual y a la vez necesidad de afecto que caracterizan a Monk; acompañado por un elenco muy sólido donde se destaca Sterling K. Brown como el hermano de Monk, un personaje mucho más complejo cuando exhibe sus inseguridades y no su petulancia. Pero ese piso es también un techo formal porque Jefferson nunca encuentra el camino para darle vuelo a la puesta en escena y hasta da la impresión de que en verdad contar otra cosa: la historia de un tipo lidiando con su legado familiar, con una figura paterna ausente que lo atormenta un poco y le impide consolidar una identidad.
Quizás por eso, porque posiblemente el verdadero interés de la película esté en ese drama interior del protagonista y no tanto en el contexto cultural en el cual se mueve, es que el conflicto literario se resuelve un tanto a las apuradas. En ese apuro, Ficción estadounidense aplica un par de giros cancheros y hasta algo condescendientes, que no dejan de ser un “patear la pelota afuera”, un quedarse en la provocación, pero sin incomodar realmente. Y, principalmente, sin preguntarse cómo alterar lo que se describe. De ahí que no pase de ser una comedia dramática algo amarga, pero excesivamente amable en los momentos decisivos, que hasta se muerde su propia cola.
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