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Valeria viene a casarse

Título original: Valeria Mithatenet
Origen: Israel / Ucrania
Dirección: Michal Vinik
Guión: Michal Vinik
Intérpretes: Lena Fraifeld, Dasha Tvoronovich, Yaakov Zada Daniel, Avraham Shalom Levi
Fotografía: Guy Raz
Montaje: Maya Kenig
Música: Daphna Keenan
Duración: 76 minutos
Año: 2022


7 puntos


DECISIONES IMPOSIBLES

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

La invasión de Rusia a Ucrania ha comenzado a disparar distintas interpretaciones en el ámbito artístico y en el caso particular de Valeria viene a casarse, bastante atinadas e interesantes. El film de Michael Vinik, desde su formato de coproducción y aferrándose a una premisa mínima, sostenida mayormente en un único espacio, consigue, sin sensacionalismos, impactar con su historia particular y a la vez generar reflexiones sobre las implicancias de un conflicto bélico en el cual no se avizora un final cercano.

La película presenta a Christina, una mujer ucraniana que vive en Israel, donde se casó con un hombre a quien conoció mediante un puñado de videollamadas. Esa abrupta decisión tuvo para ellas consecuencias satisfactorias: está a punto de obtener la ciudadanía, con una existencia estable y lejos del infierno de su país de origen. Y es por eso que recibe ahora a su hermana menor, Valeria, para que haga exactamente lo mismo. Las perspectivas son inicialmente alentadoras, no solo porque Valeria está tan necesitada como Christina en su momento, sino también porque su pretendiente es amable, tranquilo y hasta tiene la atención de regalarle un celular para que funcione como traductor y puedan entenderse. Pero enseguida el panorama comienza a nublarse, porque comienza a verse que Valeria está repleta de dudas respecto a lo que parecía una decisión fácil de tomar.

Precisamente, Valeria viene a casarse habla de decisiones definitivas, de enorme relevancia por sus implicancias, que en ciertos momentos adquieren un carácter imposible, donde ningún camino elegido es óptimo y hay demasiado para perder para cualquiera de los involucrados. Lo hace acumulando tensión desde los movimientos -o la falta de ellos- de los protagonistas en ese espacio cerrado que es la casa donde Christina vive con su marido, pero que no termina de ser su verdadero hogar. Y con algunas situaciones puntuales que progresivamente van dejando entrever prejuicios largamente instalados, además de la frágil situación de la que no pueden escapar las dos hermanas.

Es cierto que hay algunas líneas de diálogo que subrayan en exceso la mirada de la realizadora sobre el machismo del marido de Christina y cómo concibe todo el asunto como una oportunidad para sacar provecho económico. Pero también es verdad que el film, cuando debe arribar a una resolución definitiva, no solo no elige caminos fáciles, sino que es capaz de indagar en el lazo entre las hermanas con un par de gestos determinantes, a pura economía de recursos. Y hasta consigue un plano cerca del final, un cruce de miradas a la distancia entre Christina y su marido, que lo dice todo. Valeria viene a casarse se atreve a caminar por una cornisa que la podría hacer caer en el trazo grueso, pero se salva yendo directo al grano y apostando a que los cuerpos sean los principales vehículos de sentido.


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