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Recapitulación de Loki: Breaking Brad

Por Patricio Beltrami

(@mexfaliero)

NdR: Este artículo contiene spoilers.

Uno de los mayores fallos de la primera temporada de Loki fue despojar al protagonista de sus mejores cualidades para convertirlo a la fuerza en el héroe que el dramático relato necesitaba. Por ello, desapareció el Loki (Tom Hiddleston) pícaro, impredecible, calculador, carismático y ególatra para dar paso a una versión solemne, perdida entre la angustia existencialista y la imposición de tomarse en serio la trascendente misión para salvar el multiverso. Si bien a lo largo de la primera mitad de Ouroboros se había introducido en esta versión, el segundo capítulo se encarga de sepultar la fallida caracterización para reivindicar al protagonista en su mejor faceta: villano. Escrito por Eric Martin y dirigido por Dan DeLeeuw, Breaking Brad empieza con Loki y Mobius (Owen Wilson) en 1977 buscando al Brad Wolfe / Cazador X-5 (Rafael Casal), ya que es el único camino para hallar a Sylvie (Sophia Di Martino). Ante ello, Loki utiliza su arsenal de magia e ilusiones para capturar al enemigo. Desde ese momento, junto a Cazadora B-15 (Wunmi Mosaku) y Mobius interrogan al prisionero para extraer la información que necesitan, pero caen en los juegos mentales de X-5. Justamente, Breaking Brad no representa sólo un juego de palabras con la serie de Vince Gilligan, sino que lograr esa confesión será el principal desafío del episodio. Luego de fastidiar a Loki, Brad golpea a Mobius donde más duele: le cuestiona no haberse animado a vivir su verdadera vida. Ante un ataque de ira, Loki saca a Mobius de la celda y lo persigue por la TVA en una seguidilla de planos secuencia que ilustran ese laberinto hecho edificio. Desorientado por su enojo (mejor chiste en un capítulo con poco espacio para la comedia), Loki y Mobius comparten un momento de intimidad en el buffet. En medio de la carrera contra el tiempo para salvar a Sylvie, la TVA y detener al Kang de turno, Breaking Brad respira en esa charla de amigos que, frente a una misión imposible, confiesan sus remordimientos e inseguridades. De esa manera, consiguen la clave para quebrar a Brad. Otra vez en la celda, Loki le da la razón al prisionero: nunca dejará de ser un villano. Utilizando la tecnología de la TVA, lo tortura física y psicológicamente, con riesgos que escalan paulatina pero incesantemente hasta que Brad revela el paradero de Sylvie. Acto seguido, los tres viajan al McDonald’s y, entre largas miradas tímidas, silencios incómodos y pocas palabras, Loki y Sylvie concretan un encuentro tan deseado como forzado por las circunstancias, que emana las mismas dosis de ternura y humor. Sin embargo, las discusiones sobre la TVA y el relajado almuerzo de Mobius son interrumpidos por otra confesión del atemorizado Brad: revela que la General DOX borrará todas las nuevas líneas temporales, incluyendo la que habita Sylvie. Si bien consiguen desbaratar los planes de Dox, la mayoría de las líneas temporales ya habían sido borradas y, ni siquiera así, pueden frenar el inminente colapso de la TVA. Finalmente, O.B. (Ke Huy Quan) y Casey (Eugene Cordero) descubren cuál es el paradero de Ravonna Renslayer (Gugu Mbatha-Raw), quien podría guiarlos hacia Miss Minutes, único ser que puede detener la destrucción de la TVA. Y aunque Sylvie regresa a su vida en McDonald’s, se revela que porta un artefacto para viajar por el multiverso. Si bien Breaking Brad es inferior a Ouroboros, consolida la evolución narrativa de la serie, que apuesta a resolver desde la acción. Más allá de que sigue siendo una historia cargada de diálogos, en este caso se busca que enriquecer las interacciones desde la puesta en escena, a través de encuadres, movimientos de cámara y el aprovechamiento de la avanzada tecnología, la magia y lo sobrenatural (la secuencia de apertura es la mejor prueba). En ese marco, Loki recuperó la dualidad que había manifestado en Thor: Un mundo oscuro y, en mayor y mejor medida, Thor: Ragnarok. Sí, sigue siendo el héroe de la historia con la misión de salvar el multiverso pero, finalmente, entendió que puede también divertirse a fuerza de picardía, travesuras y un poco de sadismo. Ese es el Loki que queremos.


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