Título original: Totally killer
Origen: EE.UU.
Dirección: Nahnatchka Khan
Guión: David Matalon, Sasha Perl-Raver, Jen D´Angelo
Intérpretes: Kiernan Shipka, Olivia Holt, Charlie Gillespie, Lochlyn Munro, Lieana Liberato, Kelcey Mawema, Stephi Chin-Salvo, Anna Diaz, Ella Choi, Jeremy Monn-Djasngar, Nathaniel Appiah, Jonathan Potts, Randall Park, Julie Bowen, Zachary Gibson, Kimberly Huie, Patti Kim
Fotografía: Judd Overton
Montaje: Jeremy Cohen
Música: Michael Andrews
Duración: 106 minutos
Año: 2023
Plataforma: Prime Video
6 puntos
COPIA ANTES QUE PARODIA
Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
Blumhouse continúa con su autoimpuesta misión de reescribir comedias pasándolas por el filtro del terror en general y del slasher en particular. Ya lo había hecho en Feliz día de tu muerte, que actualizaba Hechizo del tiempo, y Freaky: este cuerpo está para matar, que llevaba a cabo la misma operación con Un viernes de locos. Ahora es el turno de Dulces y sangrientos 16 (disponible en Prime Video), que se propone adaptar la estructura narrativa de Volver al futuro.
La película, dirigida por Nahnatchka Khan, deja en claro su filiación con el clásico de Robert Zemeckis desde el comienzo, aunque en su apelación a lo absurdo, la escatología y la sexualidad explícita también muestra rasgos de Un loco viaje al pasado, una comedia mucho más actual que también era a su modo una remake del film de los ochenta. El relato está situado en un pequeño pueblo donde, en 1987, ocurrió una serie de homicidios perpetrados por un sujeto conocido como el “Asesino del 16”, en la que murieron tres adolescentes. Treinta y cinco años, el asesino retorna y se cobra una nueva víctima, la madre de Jamie (Kiernan Shipka), que terminará viajando accidentalmente en el tiempo, justo al momento previo a la matanza. Es entonces que se encontrará con la inesperada misión de descubrir la identidad del homicida, detenerlo y, de paso, impedir la muerte de su madre.
Con total autoconsciencia de los elementos que tiene a disposición, Dulces y sangrientos 16 avanza casi sin pausa, combinando las referencias a los ochenta (y, por ende, los choques culturales entre la protagonista y la década que habita repentinamente); los guiños a los lugares comunes del slasher (por caso, los jóvenes que se van a una solitaria cabaña en el medio del bosque y son, obviamente, presas fáciles del villano); las vueltas de tuerca arbitrarias, aunque al mismo tiempo verosímiles; y el drama familiar de una joven que debe repensar el trayecto de sus padres cuando eran adolescentes y, en consecuencia, el vínculo con ellos. El film despliega todos estos elementos (y algunos más) con habilidad y sin mucha culpa, a tal punto que hasta se permite algunas reflexiones acertadas sobre el contraste entre una actualidad invadida por la corrección política y un pasado mucho más descontracturado donde las discusiones de género o raciales pasaban por otro lado. Y hay que decir que cuenta a su favor con un sólido joven, donde no solo se destaca Shipka, sino también Olivia Holt como la versión joven de la madre de Jamie, que posee unos cuantos rasgos ambiguos y atractivos a la vez.
Claro que la destreza narrativa que despliega Dulces y sangrientos 16 está dada en buena medida porque no busca innovar mucho más allá de la fusión entre una estructura vinculada a la comedia de ciencia ficción y otra perteneciente a un subgénero de horror, ambas ya híper conocidas y cristalizadas. Eso lleva a que todo en el film sea muy predecible, lo cual incluye al rostro detrás de la máscara del Asesino de los 16 y su revelación final. Por eso tenemos un entretenimiento efectivo, pero limitado, que incluso no sorprende mucho con sus chistes ni encuentra originalidad en su arco dramático. De ahí que no sea tanto una parodia -en el sentido de repensar sus fuentes originales- como una copia apenas encubierta.
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