Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
En un capítulo raro e interesante a la vez, Ahsoka (el personaje) quedó relegada a un segundo plano, participando de apenas una secuencia. Eso sí, fue una muy buena secuencia introductoria, que dejó en claro las dudas de la Jedi respecto a Sabine, explicitadas en buena medida por su decisión de cortar de cuajo la discusión con Huyang. Por eso es que le pide al droide que cuente una historia y este arranca con el ya clásico “en una galaxia muy, muy lejana…”. Así empieza Far far away, dirigido por Jennifer Getzinger, que desde ahí pasa a situarse en el distante planeta donde las fuerzas oscuras se han reagrupado y Sabine queda prisionera momentáneamente. Pronto, llega el evento que se venía anticipando desde el comienzo de la miniserie: la reaparición del Gran Almirante Thrawn (Lars Mikkelsen), acompañado de un considerable batallón de troopers. Ahí se da un cordial -por decirlo de alguna manera- encuentro el temible militar, Morgan, las brujas de Dathomir, más Baylan Skoll y Shin Hati, en el que empieza a quedar un poco más claro el plan que quieren llevar a cabo. Luego se sumará – involuntariamente, pero no tanto- Sabine, que solo tiene un requisito: que le digan cuál es el paradero de Ezra Bridger, para así ir a buscarlo. Otra vez, la respuesta frente a este pedido es cordial, aunque con rasgos enigmáticos: Thrawn le permite irse a Sabine, aunque luego instruye a Baylan (que pudo cumplir con su promesa) para que la siga con su discípula y, cuando llegue el momento indicado, mate, por decirlo de algún modo, dos pájaros de un tiro. Lo que sigue es una pequeña road-movie con rasgos de western, donde seguimos el viaje de Sabine por una tierra definitivamente hostil, donde su único aliado pasa a ser una simpática criatura que la transporta, tan cobarde como fiel. Mientras ella afronta unas cuantas contingencias (un combate con unos ladrones donde sale triunfante, pero pierde una herramienta vital para orientarse en el territorio, más un encuentro con unos particulares seres que se camuflan como piedras), es seguida de cerca por Baylan y Shin Hati. Estos últimos entablan unos diálogos que son de lo más atractivo del episodio, porque dan más pistas sobre las ambigüedades que caracterizan a Baylan: sus ambiciones de poder, pero también su desilusión y a la vez nostalgia con su época de Jedi, además de su búsqueda casi existencial de lo que pueden ofrecer algunas leyendas sobrenaturales que se creen infundadas. Sin embargo, el clímax se lo termina llevando el reencuentro entre Sabine y Ezra Bridger (Eman Esfandi), que es feliz y a la vez incómodo, porque ella sabe que, para hallar de vuelta a su amigo, tomó unas cuantas decisiones equivocadas (que podrían tener costos altísimos) y que el regreso al hogar luce extremadamente dificultoso. Aún así, Far, far away se reserva una vuelta de tuerca más, mostrándonos que las brujas han presagiado la inminente llegada de Ahsoka, que Thrawn ha tomado nota de ello y que ya se está preparando en consecuencia. Quedan dos episodios de Ahsoka, que se anticipan moviditos y con unos cuantos enfrentamientos de gran relevancia.
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