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Recapitulación de Ted Lasso: So long, farewell

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

NdR: Este texto contiene spoilers.

Y se nos fue Ted Lasso con una derrota digna: El Richmond levantó un 0-2 contra el West Ham para terminar con un 3-2, pero los resultados de los otros partidos no lo ayudaron y no pudo ganar el campeonato. De la misma forma, la temporada terminó con un episodio que tuvo todos los condimentos de la serie, una síntesis perfecta: Los grandes pasos de comedia y los momentos emotivos, los guiños cinéfilos y a la cultura pop y la certeza de la filosofía de la vida que cada personaje expuso a lo largo de tres temporadas. La serie creada por Brendan Hunt, Joe Kelly y Bill Lawrence se fue lejos de sus mejores momentos, pero con la inteligencia de saber que el arco de cada personaje estaba cubierto y que no había mucho más para contar. O sí, pero que hubiera sido un estiramiento demasiado arriesgado y podría haber herido la calidad de una producción de las más destacadas de los últimos años.

So long, farewell fue lo melancólico que prometía ese título, aunque la referencia en sí fue a una canción del clásico La novicia rebelde, que el plantel le cantó y coreografió a Ted (Jason Sudeikis) y el Coach Beard (Brendan Hunt) una vez conocido su alejamiento del club en uno de esos pasos de comedia característicos de la serie. En verdad el episodio arrancó con una escena que buscó trampearnos un poco: la semana pasada el capítulo había culminado con la promesa de Ted de contarle una novedad a Rebecca (Hannah Waddingham) y en el inicio de So long, farewell lo vemos a Ted despertarse en la casa de Rebecca. ¿Al final le declaró su amor? ¿Tuvieron sexo? (la relación entre ambos siempre fue un gran deseo del fandom). Pero no. Todo se resuelve rápidamente y vamos a lo que venimos: Ted ya comunicó su deseo de volverse a Estados Unidos y los 78 minutos del episodio jugarán con el suspenso de si finalmente cumplirá o no con su promesa.

El muestrario de personajes es tan amplio, que So long, farewell tuvo la extensión suficiente como para darle un cierre a cada historia, aunque bien es cierto que ya se venían cerrando los arcos en los episodios anteriores. Tal vez lo único que requirió una conclusión fue la relación entre Roy (Brett Goldstein), Jamie (Phil Dunster) y Keeley (Juno Temple). Como era de esperar, Keeley no se quedó con ninguno de los dos porque ahora es una mujer que aprendió a ser independiente. Por suerte Jack desapareció para nunca más volver, un temor que nos acechó hasta el final de temporada. Todo esto desembocó en la necesidad de Roy por ser parte de los “Diamond Dogs”, en un gran paso de comedia que concluyó con una reflexión llena de sabiduría del querido Leslie (Jeremy Swift).

Finalmente So long, farewell tuvo suspenso deportivo (en un cierre dramático de la Premier League) y suspenso dramático, en las acciones de los personajes. Pero el episodio se las rebuscó como para darle un cierre adecuado y placentero a todas las historias, aprovechando el poder emocional de Father and son de Cat Stevens, un tema que de Guardianes de la galaxia Vol.2 a esta parte pasó de ser un cliché de los malos a un cliché de los buenos. Sobre la canción, con un gran poder de síntesis, el capítulo dirigido por Declan Lowney hizo un recorrido sobre el futuro de cada personaje: Rebecca se quedó liderando el club, Keeley pudo montar su empresa, Sam (Toheeb Jimoh) logró ser convocado por la selección de Nigeria, Roy finalmente tomó la dirección técnica del Richmond, acompañado de Coach Beard y Nathan (Nick Mohammed), y aceptó que tiene que hacer terapia. Y, claro, Ted, que volvió a su hogar luego de un emocionante abrazo con Rebecca. Así, el hombre que emprendió la aventura más grande de su vida para huir de un pasado doloroso, regresó con el orgullo de la tarea cumplida. Ted, hombre de deseos mundanos, pudo sanar y volver, darle un beso a su hijo y respirar ese aire propio de quien siempre quiere regresar al lugar de origen. Obvio, no sin antes haber derrochado su principal virtud -y su principal karma-: Ser una inspiración para los demás a costa de no poder resolver lo propio. Porque como le dijo a Trent Crimm (James Lance) luego de que este le presentara el boceto del libro A la manera de Ted Lasso y le pidiera que le cambie el título, en verdad nunca se trató de él sino de todos los demás. Emocionante aceptación y, claro, guiño para la serie que puede seguir como spinoff renunciando a la presencia de Lasso.

Seguramente fue la temporada más floja de la tres, la más despareja, la que se vio demasiado apurada por cerrar arcos de los personajes. No de gusto sus capítulos pasaron a durar una hora en vez de los 30/40 minutos de temporadas anteriores. Sin embargo, con su sabiduría, con la firmeza de sus personajes y la química de su elenco, Ted Lasso se sobrepuso a los problemas que ella misma se generó, a una acumulación un poco atolondrada de subtrmas. Y nos regaló en el último capítulo una escena hermosa como la del rearmado del cartel de “Believe”, del que cada jugador había guardado un pedazo. Tener la claridad para saber cuál es la lógica y la ética de la serie, y no separarse de ella, ha sido una virtud de siempre en Ted Lasso. Gracias por eso y por habernos hecho hinchas del Richmond, un cuadro que no existe. Obviamente, se imprime la leyenda. Como en el cine y en el deporte.


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