Por Patricio Beltrami
La argentinidad al palo brotó de manera efervescente en las redes sociales tras el despido de Victoria Alonso. Dos semanas atrás, la cúpula de Disney echó a la ejecutiva argentina, hasta entonces vicepresidente y responsable del área de Postproducción, Efectos Especiales y Animación de Marvel Studios. Más allá de que trascendieron versiones sobre los supuestos motivos de la desvinculación, hasta ahora Disney y la productora platense no han expresado una explicación oficial sobre la verdadera naturaleza del conflicto. Sin embargo, se ha revelado que las tres partes involucradas recientemente habían mantenido conflictos laborales y contractuales, todo en el marco del ajuste que el conglomerado ha profundizado durante las últimas semanas con 7000 nuevos despidos en toda su estructura.
La salida de Alonso resultó impactante por varios motivos. En primer lugar, la productora, parte de la cúpula directiva de Marvel Studios, era considerada una pieza clave para la firma. Luego de 17 años de trabajo, Alonso se había consolidado como una de las líderes del proyecto audiovisual, a la par del presidente Kevin Feige y el co-presidente Louis D’Esposito. Igualmente, el perfil público de la argentina había crecido exponencialmente durante los últimos años, tanto que su relevancia en la promoción y avant premiere de las películas y series se había equiparado a la del mismísimo Feige. Justamente, la clave fue que se trataba de la ejecutiva que impulsaba las banderas de la agenda progre de Hollywood: representación de temas y personajes en pos de la igualdad y la diversidad en pantalla.
Pero el respaldo de los actores, los fanáticos y buena parte de la industria no fue suficiente para que Alonso pudiera continuar en su cargo frente al agitado panorama que afrontan Disney y Marvel Studios. Si bien su despido posee algún condimento político e ideológico, no se trata del principal desencadenante del cese de la relación contractual. Particularmente, en 2022 el Estado de Florida había aprobado una normativa para evitar que las escuelas primarias aborden contenidos vinculados a la orientación sexual de los menores de edad. Ante la tibia respuesta del conglomerado durante la gestión de Bob Chapek, Alonso fue una de las ejecutivas que se pronunció con mayor ímpetu sobre el compromiso del estudio con la comunidad LGBTI+.
Efectos especiales y ajuste
Después de haberse confirmado la desvinculación de Alonso, la primera explicación racional que se conjeturó estuvo relacionada a uno de los grandes (y graves) problemas que han padecido las producciones de Marvel Studios desde el lanzamiento de la Fase 4: los efectos especiales. Con un calendario de lanzamientos recargados entre enero de 2021 y febrero de 2023, las películas y series estrenadas presentaron mayormente un defectuoso trabajo de postproducción, que rápidamente se convirtió en uno de los aspectos más cuestionados para el estudio. Asimismo, las quejas de los especialistas en efectos especiales trascendieron en medios de comunicación y redes sociales: no solo cargaron contra la enorme demanda de tareas y el escaso tiempo de dedicación a cada proyecto, sino también se alegaban que sufrían condiciones laborales precarias y ambientes de trabajo hostiles.
Por otra parte, una de las primeras versiones de parte de Disney para justificar el despido fue que Victoria Alonso había incumplido su contrato de exclusividad en reiteradas ocasiones. De acuerdo con el conglomerado, la primera violación del convenio laboral se había producido cuando Alonso asumió como productora ejecutiva de Argentina, 1985, largometraje desarrollado por Amazon para Prime Video. Según Disney, ante ello le habrían pedido que no formara parte de la promoción de una película de la competencia, pero aun así la argentina tuvo un rol activo en la difusión del film de otro estudio, tanto en su estreno, en su proyección en festivales y el respaldo (por no decir lobby) durante la temporada de premios, Oscar’s incluido. Igualmente, los abogados de la ex vicepresidente de Marvel Studios rechazaron tajantemente esta versión.
A fin de redoblar la apuesta, sus representantes legales agregaron que durante los últimos meses de trabajo Disney habría solicitado algo que Alonso había considerado repudiable. “Victoria, una latina gay que tuvo el coraje de criticar a Disney, fue silenciada”, sentenciaron. En relación a este conflicto, trascendió una supuesta explicación: Disney habría pedido que se borrara una insignia representativa de la comunidad LGBTI+ en una escena de Ant-Man and The Wasp: Quantumania para evitar que la película sea censurada en países de Medio Oriente. A pesar de la negativa de la ejecutiva, esta orden finalmente se habría llevado a cabo y, semanas más tarde, se produjo la salida de Alonso.
En tanto, esta controversia llega en un momento financiero delicado para la industria audiovisual, y Disney no es la excepción. Actualmente, el conglomerado está efectuando la cesantía de aproximadamente 7000 empleados, incluyendo divisiones enteras y puestos jerárquicos en todos sus estudios. En ese marco, otro de los célebres desvinculados es Ike Perlmutter, quien ejerció el mando de Marvel Entertainment durante treinta años (1993-2023). Más allá de la crisis financiera, dos cuestiones motivaron la salida de Perlmutter: el recorte económico y la caída en desgracia de la división, que desde la última gran reestructuración está a cargo de Feige. Y hablando del CEO, hasta el momento se no ha pronunciado en público sobre la desvinculación de Alonso, pero se desconoce si realmente tuvo voz y voto en el caso Victoria Alonso y el ajuste de Marvel Studios.
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