Título original: Idem
Origen: España
Dirección: Fernando León de Aranoa
Guión: Fernando León de Aranoa
Testimonios: Joaquín Sabina, Fernando León de Aranoa, Jimena Coronado, Joan Manuel Serrat, Leiva, José Tomás, Benjamín Prado, Carmela Martínez Oliart, Berry Navarro, Francisco Martínez Sabina, Manuel Rodríguez
Fotografía: Mariano Agudo, Jose Martín Rosete
Montaje: Clara Martínez Malagelada, Polo Menárguez
Música: Leiva
Duración: 120 minutos
Año: 2022
Plataforma: Star+
7 puntos
QUE SE IMPRIMA LA LEYENDA… Y LA VERDAD
Por Mex Faliero
Joaquín Sabina, ícono de la música en castellano, de esos cantautores que parten de la música popular y se acercan a esa dudosa categoría de poeta -con la que él mismo parece divertirse-, atraviesa a los setenta y algo esa etapa en la que el personaje comienza a convertirse en leyenda. Ese Sabina es el que toma el director Fernando León de Aranoa, que si bien estuvo siguiéndolo entre bambalinas y en la intimidad durante trece años, eligió este momento, el ahora, el de la vejez y el de la cercanía de la muerte, para darle un corte definitivo a la búsqueda y estrenar el documental Sintiéndolo mucho, una película que mezcla la mirada del director con la palabra en primera persona del propio artista. Y en esa ida y vuelta surge una idea, entre lo que se supone y lo que se es, entre la leyenda y la verdad. Si el cine mantiene aquella máxima del que se imprima la leyenda, Sabina -porque él en definitiva es el que elige cómo mostrar(se) y condiciona el montaje- opta por una mezcla de ambas.
Seguramente tendremos a priori una idea acerca de lo que podemos esperar de una película como esta. Posiblemente un recorrido biográfico por la carrera de Sabina, por sus canciones, tal vez con la opinión de colegas destacando su relevancia como artista, su influencia. Pero nada de eso ocurre, o no de la forma en la que ocurren en los documentales biográficos. En Sintiéndolo mucho casi no aparecen canciones completas y la vida del artista se va adivinando entre retazos. Surgen opiniones sobre el arte popular, la construcción de las canciones, la cursilería, el vínculo con los fanáticos; en definitiva sobre todo lo que rodea la figura de un artista. Si bien eso está en su película, Fernando León de Aranoa elige como centro el Sabina en presente o el presente de Sabina, para construir progresivamente una mirada melancólica en retrospectiva y una que se abisma sobre la muerte o sobre ese proceso que acerca a la extinción, que es la de un personaje, el cantante, pero también la de una forma de entender el espectáculo. Y eso se da la mano con una secuencia notable del documental: La visita del protagonista a una corrida de toros.
En Sintiéndolo mucho se observa la diferencia entre alguien que pone la cámara y un cineasta. Fernando León de Aranoa, con sus bemoles, lo es. Y esta apreciación surge en la última parte del documental. Allí se da la citada visita a la corrida de toros, en la que Sabina disfruta del espectáculo como taurino de alma que es, pero también como quien asimila una tradición, un arte que se encuentra en peligro de extinción. Digamos, ese Sabina espectador somos nosotros mirando a Sabina. Por un momento, no llegamos a comprender como espectadores la pertinencia de esa corrida de toros dentro del relato, la extensión de la secuencia, pero todo cierra en el clímax mismo de aquella celebración, donde pasa algo inusitado. Ahí, el director, encuentra una verdad, que espeja en ese momento terrible en el que Sabina se cae de un escenario. Con ese tono lúgubre, León de Aranoa avanza hacia el final. Que si bien es lo suficientemente oscuro, encuentra en Sabina a un atorrante que sabe cómo gambetear la responsabilidad de lo trascendente y lo solemne. Porque en definitiva si algo hilvana las diversas facetas del documental es ese objetivo tan pretensioso como lúdico de Sabina de envejecer sin dignidad. Que es mentira, pero que se la aceptamos como verdad.
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