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Chicago P.D. – Diez temporadas

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

La mente creativa de Dick Wolf es inmensamente prolífica y le permitido construir diversos mundos profesionales, que enciman hasta son capaces de interconectarse. Es que, luego de crear La ley y el orden, del cual derivaron luego spinoffs como La ley y el orden: Unidad de Víctimas Especiales (que se convirtió en una de las series más longevas de la historia), supo encontrar en la ciudad de Chicago un territorio con enorme potencial, al cual explotó al máximo. Todo comenzó con Chicago Fire, serie sobre una unidad de bomberos lanzada en el 2012 y que también tiene su propio conjunto de spinoffs. Uno de ellos es Chicago P.D., que arrancó en el 2014, lleva ya diez temporadas y acaba de ser renovada para otra más, gracias a un éxito que persiste sin grandes alteraciones. Creada por Wolf y Matt Olmstead, se centra en el Distrito 21 del Departamento de Policía de Chicago, formado por dos grupos distintos y a la vez interrelacionados: los agentes uniformados, encargados de patrullar las calles, y la Unidad de Inteligencia, que trabaja sobre crímenes de diversa complejidad. Esta última está comandada por el teniente Hank Voight (Jason Beghe), uno de esos típicos policías tan duros como dedicados, que no tiene muchos pruritos en torcer o directamente romper las reglas para cumplir con sus objetivos. Alrededor de él se estructura un grupo de detectives, mayormente jóvenes, que tienen sus propias perspectivas, pero que no dejan de cumplir sus órdenes y tenerlo como referente. Con ese punto de partida, la serie desarrolla dos tonalidades en paralelo y que se complementan entre sí: por un lado, es un policial mucho más físico que La ley y el orden: UVE, casi sucio y granítico en su construcción estética; y, por otro, con su despliegue de subtramas sentimentales, funciona casi como un melodrama televisivo. Si hay algo innegable, es que los protagonistas de Chicago P.D. la pasan bastante mal: no solo tienen que afrontar casos complicados y conflictivos, sino que también pasan por toda clase de dilemas personales, idas y vueltas románticas, hondos problemas familiares y tragedias de diverso tipo. Hay muertes y partidas a cada rato, por lo que los cambios y rotaciones en el elenco son moneda corriente, lo cual, paradójicamente, refuerza la empatía con los trayectos individuales, porque la sensación de riesgo es constante. Nada de esto es precisamente renovador, pero el equipo detrás de la serie (que incluye a nombres como Derek Haas, Rick Eid y Michael Brandt) maneja esta estructura con extrema solvencia, con un mérito extra: episodio tras episodio, se puede apreciar un retrato sólido de esa urbe que es Chicago, en la que casi siempre hace frío y la convivencia de diversas clases sociales está siempre al borde del estallido. Esa fluidez en la mixtura del drama, el misterio, el policial y lectura sociológica hace que podamos pasar por alto algunos giros narrativos un tanto arbitrarios. En cierto modo, Chicago P.D. actualiza el legado de otras series emblemáticas de su misma vertiente como Las calles de San Francisco, División Miami, El precio del deber, Homicidio: la ley y el orden y hasta la misma franquicia de La ley y el orden. Es por eso, además, que los crossovers con La ley y el orden: UVE mantienen una coherencia innegable: al fin y al cabo, los personajes de ambas series, a pesar de sus diferencias, tienen puntos en común en su compromiso y profesionalismo a ultranza. Sin innovar, pero con pleno conocimiento de herramientas conocidas a las que brinda una perspectiva propia, Chicago P.D. ya acumula más de 200 episodios y sigue su marcha.

-Las siete primeras temporadas de Chicago P.D. están disponibles en Prime Video. En la señal Universal TV pueden verse los episodios estreno.

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