No estás en la home
Funcinema

The relic (1997)



LAS SUPERSTICIONES DEL TENIENTE SIZEMORE

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

Recientemente fallecido, Tom Sizemore tuvo en los últimos quince años una filmografía bastante decadente, plagadas de títulos destinados al mercado hogareño que rozaban la Clase Z. Pero lo cierto es que entre los noventa y principios del 2000 tuvo un momento de esplendor, con varios roles de reparto relevantes -entre ellos, en Rescatando al Soldado Ryan (1998) y Fuego contra fuego (1995)- y hasta algunos protagónicos. Uno de ellos fue en The relic, una película de terror y suspenso algo olvidada pero bastante atendible, donde tuvo un papel hecho a medida.

El film de Peter Hyams era una mixtura de géneros que se iban retroalimentando entre sí, con cierta vocación por el disparate y al mismo tiempo un equilibrio en la puesta en escena que le permitía ser verosímil. Esto siempre fue muy típico de la Clase B hollywoodense, pero vale recordar que ya a finales de los noventa esa corriente estaba prácticamente en peligro de extinción, o a lo sumo expresándose de forma subterránea dentro de productos con presupuestos cada vez más millonarios. En este caso, a través de un relato que arrancaba casi como un policial, con una serie de extraños (y brutales) asesinatos, que se daban primero en un barco y luego en un museo de Chicago. A cargo de la investigación queda un tal Teniente Vincent D’Agosta (Sizemore), que es de esa clase de policías tan imperfectos como queribles: obsesivo y terco como una mula; en pleno proceso de divorcio y renegando porque su ex se quedó con su perro; y, principalmente, supersticioso a un extremo casi risible, lo cual, oh casualidad, le termina viniendo bárbaro para enfrentar lo que se viene.

Es que, eventualmente, iba quedando en claro que detrás de esas horribles muertes (que incluyen decapitaciones) hay una legendaria criatura relacionada con el folklore sudamericano y que se comporta de forma despiadada, hasta el punto de emprender una matanza indiscriminada durante la inauguración de una muestra sobre superstición en el museo. De ahí que Vincent terminara uniéndose con Margo Green (Penelope Ann Miller, que está linda y bien, como siempre), una bióloga evolutiva que trabaja en el museo cuyas creencias son las opuestas al policía, pero que posee el mismo nivel de terquedad y predisposición al laburo. Es que, al fin y al cabo, The relic era una película de laburantes, de gente que, frente a lo sobrenatural y el miedo que este genera, apela a su formación profesional, que va a la par de sus instintos. Por eso es fácil empatizar con los protagonistas en una historia que arrancaba haciendo hincapié en el misterio, con un uso preciso del fuera de campo, para luego entregarse a secuencias de violencia indiscriminada.

Es cierto que los últimos minutos de The relic no son del todo logrados, con algunas resoluciones un tanto forzadas y apresuradas, que incluyen una gran explosión en cámara lenta definitivamente inverosímil -esas bolas de fuego que se van expandiendo muy lentamente y permiten que el héroe de turno haga un montón de cosas antes de escapar…-, aunque muy típica de algunas producciones de los noventa. También que al film le costaba escapar de algunas influencias obvias, como la saga Alien, en buena medida porque Hyams era un típico artesano sin mucha inventiva propia. Pero a cambio tenía un elenco efectivo, donde aparecían otros nombres entrañables (Linda Hunt, James Whitmore), una pareja de héroes con una química perfecta sin necesidad de recurrir al romance -y con una mujer inteligente y de armas tomar, cosa que, para los desmemoriados, ya existía antes del 2015- y una historia que iba exponiendo sus capas con fluidez, creando anticipación en el espectador sin necesidad de muchos golpes de efecto. En cierto modo, estábamos ante uno de los últimos exponentes de un Hollywood sin grandes ambiciones temáticas ni solemnidades, en una época donde los tanques tenían un peso creciente. Y que encima nos regalaba a un Sizemore en plena forma, con su físico gigante y su rostro duro, que lo decía todo con una mirada atemorizante y confiable a la vez.


Si disfrutás los contenidos de Funcinema, nos gustaría tu colaboración con un Cafecito para sostener este espacio de periodismo independiente:
Invitame un café en cafecito.app

Comentarios

comentarios

Comments are closed.