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Recapitulación de Ted Lasso: Smells like mean spirit

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Ted Lasso, la creación de Bill Lawrence, Jason Sudeikis, Brendan Hunt y Joe Kelly, es una de las mejores series del presente, de eso no hay dudas, pero también es cierto que, como un equipo que entra a la cancha y tarda un poco en reconocer el campo, se toma un par de capítulos por temporada para ensamblar todas las piezas y fluir como ninguna lo hace. Smells like mean spirit, dirigido por la veterana de la serie M.J. Delaney, fue el primer episodio de esta tercera temporada y si bien tuvo sus momentos altísimos, se trató de una puesta en marcha que nos actualizó la situación en la que se encuentran los personajes. Así vimos a un Lasso (Jason Sudeikis) angustiado por su situación en Inglaterra; a Rebecca (Hannah Waddingham) con una actitud exigente respecto de la realidad del Richmond, nuevamente en primera; a Roy (Brett Goldstein) y Keeley (Juno Temple) con nuevas obligaciones y en crisis sentimental; y a Nathan (Nick Mohammed) asumiendo el rol de entrenador del West Ham y con la presión de Rupert (Anthony Head), quien le exige que explote su rol de personaje desagradable, en esa lucha interior que mantiene el ex asistente de Lasso. Esos parecen ser los ejes dramáticos de esta temporada que, como decíamos, arrancó con un episodio de medio tono, aunque tuvo su gran momento en una conferencia de prensa brindada por Lasso. Antes, Nathan se había sumado a la ola pesimista contra el Richmond, al asegurar que saldría 20° en la temporada porque no hay 21 equipos. Presionado por Rebecca, Lasso se vio obligado a responder, a abandonar su pasividad, y enfrentar la situación. Pero, fiel a su espíritu -y el de la serie- el entrenador sacó a relucir su don de gente y avanzó contra su rival desde una posición autoparódica. Gran momento de Smells like mean spirit, que no hizo más que reconocerse para no torcer las intenciones de sus personajes, en una escena que pareció descifrar el viaje a las cloacas de Londres que antes había realizado el plantel del Richmond para asimilar la idea de no darle pelota a toda la mierda que anda por ahí. De todos modos parecería que la serie amaga con romper la amabilidad que respira Ted a cada segundo, mientras se mantiene la chispa intacta de los grandes on-liners. Al contar que jugó al FIFA con su hijo, Lasso aseguró que “Fue muy útil. Aprendimos quién era Maradona. Y tuve que explicarle por qué la cocaína es mala”. No hace falta aclarar que el chiste cayó mal por estos lares. Es comedia amigos. Saquen del medio.


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