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24 líneas por segundo: ¡Cortala querés!

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Voy a hacer un recorte del cine reciente que vi, desde Avatar: El camino del agua hasta hoy. Es decir, desde mediados de diciembre hasta este comienzo de marzo. Vi muchas más películas, pero voy a destacar las que duraron más de dos horas: Avatar: El camino del agua 192 minutos, Glass onion: Un misterio de Knives out 139, Un vecino gruñón 126, Sin novedad en el frente 147, Babylon 189, Los Fabelman 151, Tár 158, Quiero bailar con alguien 144, Pantera Negra: Wakanda por siempre 161, Ant-Man and The Waps: Quantumania 125, Black Adam 124, El triángulo de la tristeza 147. Casi que salgo a abrazar a Darren Aronofsky por los económicos 117 minutos de La ballena…. bueno, tampoco la pavada. Es decir, cerca del 33% de las películas que vi en los últimos dos meses y medio duraron dos horas como mínimo, y la mayoría estuvieron cerca -o superaron- las dos horas y media. La duración de una película no dice nada sobre su calidad: Titanic, Magnolia, Había una vez en… Hollywood, El lobo de Wall Street y La lista de Schindler se acercaban o superaban las tres horas. ¿Conoces a Joe Black? también. Pero sí dice sobre un momento del cine (y tal vez de los espectadores) en el que el poder de síntesis es escaso y la capacidad para saber qué es importante y qué accesorio en un relato, se perdió. Esta duración extrema de las películas es algo que no sucedía hace 20, 30 años o más… solo duraban más de dos horas aquellas películas que más o menos lo justificaban. Claro, había excepciones. Pero también es claro que en una época en la que el celuloide tenía un costo que el digital hoy no tiene, era mucho más difícil filmar y filmar y filmar. En el fondo parece una cuestión económica, que repercute en la economía narrativa, que a su vez atenta contra el valor de la imagen que terminamos viendo. Esa posibilidad de repetir y repetir una escena, sin que eso signifique un riesgo, atenta sobre lo intuitivo del proceso. De estas películas que menciono, tal vez una o dos justificaron su duración. El resto es un puro estiramiento de situaciones que podrían haberse resumido a 100 minutos. En una época en la que la gente va menos al cine (me explico: hay más gente que va, pero menos gente que va muchas veces) y que se explica por una dinámica de estreno-evento, esa película que hay que ir a ver hasta el próximo estreno-evento que hay que ir a ver dentro de tres meses. En esa época, digo, también hay algo del peso del costo beneficio. Llegar a la boletería con un puñado de billetes y decir “deme todo esto en películas” o “deme la película más grande que tenga”. Y ahí vamos, con mamotretos que duran dos horas y media porque eso tienen que durar. Casualmente en la época en la que las películas son cada vez más grandes la mayoría resultan cada vez más intrascendentes. Cortar, sintetizar, resumir y no multiplicar es la tarea, es la tareaaaaa…


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