No estás en la home
Funcinema

Matrimillas

Título original: Ídem
Origen: Argentina 
Dirección: Sebastián De Caro
Guión: Gabriel Korenfeld, Rocío Blanco
Intérpretes: Luisana Lopilato, Juan Minujín, Cristina Castaño, Andrea Rincón, Julián Lucero, Santiago Gobernori, Vicente Archain, Aylen Malisani, Betiana Blum
Diseño de vestuario: Liliana Piekar
Montaje: Santiago Boada
Música: Pedro Onetto
Duración: 101 minutos
Año: 2022
Plataforma: Netflix


2 puntos


DESCENDENCIA SUAR

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

La filmografía de Adrián Suar ya tiene descendientes claros en el cine argentino industrial y Matrimillas (nueva producción argentina para Netflix) es un buen ejemplo de ello. No solo por poseer un tipo de factura técnica donde la personalidad del realizador de turno queda anulada en función del lucimiento -totalmente superficial, por cierto- de las estrellas protagónicas. También por una estructura narrativa donde la manipulación (o directamente el manoseo) de los personajes para justificar una visión arcaica de las instituciones es la regla dominante.

Convengamos que ya el planteo era bastante arbitrario, aunque podía ser llevado a buen puerto si había un manejo equilibrado de los distintos elementos puestos en juego. Tenemos un matrimonio con hijos (Juan Minujín y Luisana Lopilato) estancado en su vínculo y que ha perdido la pasión, pero que, por consejo de una pareja cercana, deciden recurrir a una aplicación que les suma o resta puntos de acuerdo a lo que hagan el uno por el otro, para así obtener diversos premios. Al principio, todo va viento en popa porque cada una se brinda al máximo, pero luego la obsesión por ganar puntos y lograr beneficios llevará a que la relación entre en un esquema de competencia que hará que la relación entre ambos descarrile por completo. Es decir, estamos ante un claro molde de comedia de rematrimonio, aunque filtrado por los dispositivos contemporáneos, que no deja de requerir, finalmente -por más retoques que se hagan- de una química apropiada entre los protagonistas, buenos secundarios, una narración consistente y una puesta en escena coherente con lo que se cuenta.

Sin embargo, en Matrimillas no hay nada de eso. Ya, para empezar, porque esa pareja que encarnan Minujín -en piloto automático- y Lopilato -que está tan capacitada para la comedia romántica como para el policial- no pega ni con cola. Pero hay, además, una premisa que se agota rápido (toda la cuestión de la competencia matrimonial es exhibida a través de un par de secuencias de montaje y luego el relato no tiene mucho más para decir) y que luego es forzada a estirarse arbitrariamente. A eso hay que sumarle una falta de timing con el humor por lo menos llamativo y personajes secundarios que solo ponen la cara y no mucho más -lo de Betiana Blum es la cumbre absoluta de desperdicio de potencial actoral, por más que siempre sea una actriz proclive al griterío-, básicamente porque la película jamás es capaz de crear un mundo mínimamente consistente alrededor de sus protagonistas. Y es que el film de Sebastián De Caro -que, con sus desniveles, había mostrado una huella autoral y vocación por distinguirse en Claudia y 20.000 besos– se muestra más preocupado por el diseño de arte y la fotografía que por la evolución de su historia.

Igual lo peor llega sobre el final, cuando Matrimillas debe resolver el conflicto central que alimenta su trama. Ahí, la película, luego de mostrar cómo sus protagonistas incurren en actitudes bastante repudiables -y con algunas justificaciones insostenibles desde todo punto de vista-, decide arreglar todo a los apurones y sin delinear un camino de reconversión para la pareja. Es como si todo se tratara de decir “bueno, ellos en el fondo se aman, así que listo, lo que está roto se repara y no pasa nada”, porque total, con un par de gestos y mohines entre ambos protagonistas todo queda aclarado y se puede arribar a un cierre feliz. En eso, Matrimillas demuestra ser una alumna aplicada de la mirada de Suar sobre el mundo: lo que importa es que la pareja persista frente a todo y no de qué forma. Por eso tampoco importa la comedia, el romance y lo que les pasa a los personajes. Lo que importa es el mensaje. Y el mensaje atrasa medio siglo, siendo generosos.


Si disfrutás los contenidos de Funcinema, nos gustaría tu colaboración con un Cafecito para sostener este espacio de periodismo independiente:
Invitame un café en cafecito.app

Comentarios

comentarios

Comments are closed.