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Un mundo de posibilidades

Por Cristian Ariel Mangini

(@Masterzio84)

En el GTA III era muy sencillo pasar de ser el heroe al villano para cumplir nuestros objetivos o simplemente explorar la ciudad.

A menudo nos encontramos en publicaciones especializadas o no tanto algunos términos que pueden resultar un poco confusos si no conocemos de qué diablos se está hablando o desconocemos el inglés. Esta semana hablaremos de una de las más conocidas, el término “Open-World” o , en español, mundo abierto, una característica muy común a la hora de hablar de los títulos actuales.

Yendo al quid de la cuestión, hablamos de un juego de mundo abierto cuando se trata de videojuegos que ponen al jugador o jugadores en un amplio espacio común que pueden explorar libremente con pequeños o ningún límite reconocible. Los juegos de mundo abierto cuentan además con numerosos elementos interactivos que enriquecen la experiencia del jugador y le dan identidad a esos mundos. En los juegos de mundo abierto es frecuente encontrar factores climáticos, tráfico, ciclos de día y noche y amenazas dispuestas de forma calculada como parte del entorno como precipicios, estructuras inestables, trampas, etcétera. A la hora de plantearse los objetivos de juego estos suelen aparecer no lineales o sin marcas claras para lograrlos, planteando el desafío de conocer el entorno y las habilidades con las que contamos para resolver determinadas situaciones.

El ejemplo más claro y previsible que podemos mencionar es el Grand Theft Auto III de Rockstar Games, que está lejos de ser el primer juego que utilizó las herramientas de mundo abierto pero allá por el 2001 revolucionaba el mercado y llevó a pulir la propuesta utilizada. Si bien es común encontrar esta propiedad en juegos RPG como la saga Fallout o Elder Scrolls -a pesar de sus primeras y crípticas entregas-, además de MMORPGs como el World of Warcraft de Blizzard, lo cierto es que el término no está restringido a un género. Ya hemos mencionado el caso de la saga Grand Theft Auto, pero dentro de los juegos de acción también podemos mencionar al Metal Gear Solid V: The Phantom Pain (Konami, 2015) y la saga Red Dead Redemption, de Rockstar Games; dentro de los juegos de aventura la propuesta de libertad del Zelda se encuentra en su primera entrega de 1986, pero con The Legend of Zelda: Breath of the Wild (Nintendo, 2017) alcanzó un nuevo nivel de desarrollo. Otros ejemplos como el Death Stranding (Kojima Productions, 2019) o el revolucionario Minecraft (Mojang Studios, 2011) apuntan a una libertad que también se palpa en la forma de jugarlo: por momentos puede ser un juego de estrategia, otros de rol, etcétera.

Acompañando la noción de mundo abierto está el término “sandbox” donde la falta de una linealidad está también acompañada de un mundo que el jugador puede y debe transformar para cumplir (o no) sus objetivos. Ya hemos mencionado el famoso caso del Minecraft, pero también son conocidos el Terraria (Re-Logic, 2011) o la saga Crusader Kings de Paradox Interactive, que pule la libertad que se daba en algunos juegos de estrategia como el Civilization o el Sim City.


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