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La ley y el orden: Unidad de Víctimas Especiales – 23 temporadas

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

El caso de La ley y el orden: Unidad de Víctimas Especiales, una de las tantas series creadas por Dick Wolf (uno de los productores y creadores más emblemáticos de la televisión norteamericana en los últimos cuarenta años), está repleto de particularidades. Hace poco se convirtió en la serie estadounidense de acción en vivo en horario central más longeva de la historia y es la única que, habiendo sido estrenada en los noventa, todavía sigue al aire. En esa marca, terminó superando a su serie madre, La ley y el orden, que fue cancelada en el 2010. Pero, además, supo tener en su elenco a Richard Belzer, quien interpretó a John Munch, el personaje con mayor cantidad de apariciones en diferentes programas. Y a eso hay que sumarle que Mariska Hargitay es la actriz que más tiempo ha tenido un mismo rol, ya que ha encarnado a Olivia Benson durante veintitrés temporadas, y contando. Lo de Hargitay es realmente fuera de lo común porque, además, arrancó como segunda protagonista dentro del escuadrón dedicado a investigar crímenes sexuales en Nueva York con la ayuda de fiscales y forenses. El personaje principal, Elliot Stabler, estaba a cargo de Christopher Meloni, aunque Benson, que era inicialmente “la compañera”, lo fue igualando en relevancia a medida que transcurrían las temporadas y, cuando Meloni decidió irse de la serie, asumió el protagónico absoluto con total naturalidad. Y esto pudo ser así no porque haya un feminismo forzado en la serie, sino porque el de Benson es un personaje de gran potencia, no solo por sus habilidades en la investigación, sino también por sus convicciones de hierro y por un recorrido personal plagado de vicisitudes, que incluyen el haber sufrido una situación de abuso, la adopción de un hijo como madre soltera y el ascenso de Detective a Capitana. A eso hay que sumarle una consistente solidez narrativa, donde “el caso de la semana” empalma con total fluidez con las subtramas personales de detectives, abogados y forenses. La estructura del procedural con que se maneja La ley y el orden: Unidad de Víctimas Especiales, lo mismo que su puesta en escena, puede parecer un tanto anticuada en comparación con muchas de las creaciones televisivas actuales, pero la serie maneja sus herramientas con total consciencia y convicción, en buena medida porque sabe que todavía hay una enorme cantidad de espectadores necesitados de producciones con planteos más directos y concretos. De ahí que estemos ante un producto confiable, que no pretende ser más de lo que es, que entiende que su molde discursivo nació hace más de treinta años, pero que todavía tiene nafta para mantenerse vigente. A este spinoff se le podrán criticar ciertas remarcaciones en los diálogos y una puesta en escena algo estática, pero también hay que reconocerle que supo adquirir una identidad propia y mantenerse vigente a lo largo del tiempo, incorporando los cambios de agenda -la ola woke y la aparición del coronavirus, por ejemplo- sin resignar una mirada distintiva. Y que, además, entrega cada tanto capítulos durísimos, donde ocurren eventos terribles, a los que narra con solvencia y equilibrio, marcando de paso su propia agenda. En eso, vuelven a ser claves los personajes: no solo Benson, Stabler, Munch y algunos más (como la Detective Amanda Rollins, el Doctor George Huang o el Fiscal Rafael Barba), sino también las víctimas y hasta los victimarios, todos sorprendentemente humanos y con una gran multiplicidad de matices.

La ley y el orden: Unidad de Víctimas Especiales se emite por Universal TV, que programa capítulos estreno y de diferentes temporadas. En Prime Video están disponibles los episodios de la temporada 14 a 20.


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