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24 líneas por segundo: Saluden a la comedia que se va

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Entre los géneros cinematográficos, seguramente la comedia es el que más padece este presente. Y no hablamos solo de la corrección política, que mide cada palabra y por la que muchos comediantes comienzan a caminar en puntas de pie, cuidándose de no herir susceptibilidades: digamos que no solo susceptibilidades actuales sino -incluso- nuevas susceptibilidades que puedan aparecer en un tiempo. El amor de los censores piolas del facho-progresismo actual muchas veces va en retrospectiva y te dicen que un chiste de 1933 sería imposible hoy. Porque les encanta decir que todo es imposible hoy o que solo es posible lo que a ellos les parece adecuado. También es cierto que hacer comedia es una cuestión de valientes, y que nadie va preso por un chiste incorrecto. Bueno, todavía… no quiero aportar más ideas. A lo que voy, que la comedia no encuentra solo reparos morales y éticos, sino que además se enfrenta a una pandemia mortal: el doblaje. El otro día agarré en televisión un episodio de una serie graciosa como Modern family. Estaba doblado. No me reí nunca. Hoy que el humor es cada vez más verbal que visual, la función de la voz se vuelve clave. Ese tono monocorde del doblaje, esas voces extradiegéticas que se acomodan incómodamente a la sincro de los labios, cuidan la forma y los tiempos resignando todo efecto cómico. En el humor, cada palabra cuenta. Y cada palabra, dicha de una forma determinada. Y cada palabra, pensada para ser dicha por tal intérprete, con su tono, con su registro vocal, con su corporalidad que acompaña y complementa. Todo eso se pierde en el doblaje, sumado a referencias pop que se modifican para ser entendidas por otras culturas (y tenemos a Homero Simpson hablando de Roberto Gómez Bolaños). La comedia va perdiendo uno de sus componentes fundamentales, la capacidad de ofender y discutir lo establecido (salvo que uno sea aceptado por la secta dominante y ofenda a los que hay que ofender; el humorista dócil, el bufón del poder de turno, el sobón del chiste fácil), y a la vez se desnaturaliza a partir del cada vez más presente cine doblado. De hecho, casi ni se entrenan comedias en los cines. Es así nomás, saluden a la comedia que se va.


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