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Funcinema

Jolt

Título original: Ídem
Origen: EE.UU. 
Dirección: Tanya Wexler
Guión: Scott Wascha
Intérpretes: Kate Beckinsale, Jai Courtney, Stanley Tucci, Bobby Cannavale, Laverne Cox, Constantine Gregory, Ori Pfeffer, David Bradley, Susan Sarandon, Lewis Ian Bray, Nathan Cooper, Sophie Sanderson, Tom Xander, Savvy Clement, Lili Rich
Fotografía: Jules O’Loughlin
Montaje: Michael J. Duthie, Carsten Kurpanek
Música: Dominic Lewis
Duración: 91 minutos
Año: 2021


4 puntos


BAJA TENSIÓN

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

En Jolt, que está disponible en Amazon Prime Video, Kate Beckinsale interpreta a Lindy, una mujer que, desde su más tierna infancia, carga encima con un problema químico-neuronal que le provoca ataques de ira homicidas al primer estímulo más o menos relevante. La única forma que tiene para controlar su condición es una especie de dispositivo que le baja la ira en base a shocks eléctricos. Es decir, su alta tensión se reduce, paradójicamente, a través de más alta tensión. Esto podrá sonar un tanto inverosímil, pero en verdad no importa, o más bien, es el menor de los problemas de un film donde la energía escasea y la tensión siempre está baja.

A la película, que se ocupa de contar y remarcar el problema médico de la protagonista mediante la voz en off de Susan Sarandon -no sea cosa de confiar mínimamente en las imágenes-, le cuesta armar las piezas para delinear el conflicto principal. Y eso que este es bastante simple: después de muchos titubeos, Lindy acude a una cita, donde conoce a Justin, un hombre lindo, simpático y encantador -según nos dice el film, porque Jai Courtney está tan anodino como siempre-, del cual se enamora casi a primera vista. Justin pinta para ser el hombre ideal para Lindy, hasta que es asesinado brutalmente. Entonces Lindy saldrá a averiguar quién lo hizo, con obvios deseos de cobrar venganza de la forma más brutal posible. Eso la pondrá, obviamente, en la mira no solo de un amplio conjunto de criminales, sino también de las fuerzas policíacas.

El film de Tanya Wexler tiene desde el vamos cierta vocación por el disparate, además de la voluntad de presentar un amplio submundo ilegal, donde la irrupción de Lindy viene a sacudir todo. Se puede intuir un intento de operación similar al de la saga de John Wick, en el que las acciones de la protagonista abren las puertas para conocer otros personajes y ritos. Sin embargo, a Jolt le falta la inventiva y el atrevimiento, además de un margen de consistencia en los momentos indicados, como para ir a fondo con esa propuesta y capturar realmente la atención del espectador. Todo parece hecho a medias, empezando por Lindy, que nunca cobra vida propia y solo parece una mera acumulación de estereotipos, alguien que no puede justificar sus acciones, pero tampoco es una fuerza verdaderamente anárquica. Apenas si sacude la estantería en una secuencia en un hospital donde unos bebés se convierten en una especie de arma, pero ni siquiera esa idea -bastante alocada- está explotada en toda su magnitud.

De ahí que, por más que se quiera vender como una película algo disruptiva, a Jolt solo la salvan, de a ratos, el profesionalismo de Stanley Tucci y Bobby Cannavale, que con sus personajes (el psiquiatra de Lindy y un detective) les sacan agua a las piedras. Para colmo, la vuelta de tuerca cerca del final se ve venir a la distancia y hasta le quita autonomía a la protagonista, que es apenas un juguete del destino que le asigna el guión. Y por más que el cierre quiera dejar todo abierto para una secuela, lo cierto es que el film se queda sin nafta muy rápido, incluso aburriendo a pesar de sus escasos 91 minutos. En Jolt hay una idea que podía ser vibrante, potente y entretenida, pero la energía creativa nunca se hace presente.

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