No estás en la home
Funcinema

(Des)encanto – Temporada 3

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Allá por 2018 el regreso de Matt Groening con una nueva serie animada luego de las icónicas Los Simpson y Futurama, había generado una altísima expectativa. (Des)encanto aparecía en el horizonte, también, como una suerte de relectura en plan satírico de las historias fantásticas con tintes medievales, que en ese momento estaban en la cima de la popularidad con Game of thrones. Rápidamente la nueva creación de Groening, lanzada por Netflix, generó una desilusión que se correspondía más con las expectativas que con la realidad: sin ser una maravilla, (Des)encanto se las ingeniaba para ser una serie inteligente, que contenía en su estructura cómica varios de los elementos que son habituales en el humor explosivo e imaginativo del autor, pero aquí licuados y dispuestos en un orden y sentido que respetaba el tipo de historia de base. Intrigas palaciegas, historias familiares enrevesadas, mitologías varias, criaturas fantásticas y una violencia mucho más gráfica servían a Groening para sacar todo su arsenal de ironías y sarcasmos sobre la contemporaneidad, con un grupo de personajes encantadores y con espíritu subversivo, aunque sin la carga icónica de antiguas creaciones. Claro, el género estaba mucho más revisitado desde el punto de vista que él intentaba adoptar y a veces la sátira caía en lugares comunes, lo que la convierte dentro del universo creativo de Groening en un producto menor. De todos modos las dos primeras temporadas tenían un norte claro, tenían varias sorpresas y resumían su éxito en un par de capítulos en los que se ponía toda la carne en el asador. Sin embargo hay algo mecánico que ya comienza a cansar: cada temporada termina con un cliffhanger, que la temporada siguiente resuelve a las apuradas en los primeros tres o cuatro episodios, para montar nuevos ejes temáticos y terminar con un cliffhanger que…. La tercera temporada de (Des)encanto, por el contrario, resulta la más dispersa e irregular de todas. Ya sin posibles sorpresas en el horizonte, lo que gana terreno aquí es la historia de fondo, con las traiciones y los problemas políticos habituales pero con un intento de reflexión que anula las posibilidades del humor. Así las cosas, lo que quedaría es la aventura, pero que aquí luce fragmentada y con ideas que surgen como manotazos de ahogado ante una falta absoluta de ideas acerca de cómo incorporarlas a la historia central: así tenemos un amor lésbico en la protagonista Bean, que no tiene correspondencia con el resto de la trama y aparece como la instalación forzada de un detalle para la agenda y el aval de la corrección política. La falta de ideas se vuelve evidente en los padres de Bean, con una madre que reaparece por enésima vez y nadie se decide a colocarla en un lugar preciso de la historia, y un padre que sufre un trauma y recorre todos los capítulos en un cansino estado catatónico. En su tercera temporada (Des)encanto luce como un objeto que tomó vida propia pero que no sabe muy bien qué hacer con eso y, lo peor de todo, perdió el humor o al menos la capacidad para buscar nuevas formas para ese humor.

Las tres temporadas de (Des)encanto se pueden ver por Netflix.

Comentarios

comentarios

Comments are closed.