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24 líneas por segundo: Volvieron los cines… ¡y la exclusión!

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Cuando el año pasado comenzó la cuarentena por la pandemia de Covid-19 y el mundo del cine empezaba a dar sus primeros pasos de incertidumbre, se daba una situación que terminaba siendo provechosa para los críticos que no vivimos en Capital Federal. Ya lo hemos dicho por aquí pero vale la reiteración: la crítica de cine es una práctica exclusivamente porteña. Fundamentalmente esto se da porque las distribuidoras de películas están radicadas estratégicamente en territorio capitalino y son los periodistas de aquella ciudad los que tienen la cercanía a todos los beneficios. ¿Cuáles son los beneficios? Digamos que el principal es poder acceder a funciones de prensa que permiten tener acceso a los estrenos con antelación, con lo que las reseñas pueden estar publicadas el mismo jueves de estreno. En el interior, al no tener acceso a esas funciones, el crítico puede ver las películas recién el mismo día de estreno y el texto, si se es de escribir rápido (y lo ideal sería que además se escriba bien), recién podría estar al otro día o lo más prontamente posible (y ni hablemos de si hay cuatro o cinco estrenos, que no hay billetera que aguante porque la entrada hay que pagarla). Se nos dirá que no importa la velocidad, que lo que importa es la calidad de los escrito, pero bien es cierto que un texto no rinde de la misma manera en visitas a la web si se publica mucho tiempo después del estreno. En el inicio de la pandemia, entonces, las distribuidoras tuvieron que volcar su actividad al modo online, con lo que los críticos del interior pudimos tener acceso a los enlaces que se ofrecían. Pasó un año de esta modalidad, modalidad que por otro lado abarata mucho el trabajo de las distribuidoras, ya que no tienen que buscar espacio para sus funciones privadas. Sin embargo, con la vuelta de los cines volvieron las privadas de prensa. ¡Qué alegría! Claro, para los colegas porteños que acceden nuevamente al beneficio, mientras los que tratamos de desarrollar esta actividad en el interior quedamos nuevamente excluidos (reconozcamos que algunas distribuidoras de cine nacional mantienen todavía este beneficio, y lo aplaudimos). El de la exclusión/inclusión es un fenómeno que muchos colegas graznan en sus textos furibundos sobre las películas, mostrándose como los reyes de la diversidad y el progresismo. Pero como se dice, es más fácil ver la exclusión en el ojo ajeno, que la viga en el ojo propio. Y ahí vamos, sin que a nadie le llame la atención este fenómeno de discriminación y exclusión que se da cada semana entre colegas, cuando algunos, por la sola virtud de vivir en Capital Federal, tienen acceso a películas que el resto recién podremos ver tres, cuatro, cinco días después, o incluso semanas. Como más o menos imaginaba, la pandemia y la cuarentena solo dejaron dolor y ninguna enseñanza. Desde aquí seguiremos reclamando lo mismo… y consiguiendo, cuando las haya, buenas copias en la red, porque a veces la piratería es una forma de igualdad.

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