Por Cristian y Matias Mangini
En 2012 el MoMA (Museum of Modern Art) de Nueva York, una de las vitrinas más importantes del arte contemporáneo, realizaba una muestra que levantó polvareda y puso en primer plano un debate que se venía dando de forma recurrente entre críticos y aficionados al arte: ¿Pueden los videojuegos ser una expresión artística? La muestra curada por Paola Antonelli que incluyó originalmente 14 juegos y actualmente cuenta con 23, tuvo una repercusión que dividió tangencialmente a detractores de entusiastas. Es un disparador interesante para rever por qué poner Pac-Man en el contexto de un museo causa tal escándalo y analizar el fenómeno del videojuego en el contexto actual y su diálogo con otras expresiones artísticas legitimadas como tal, entre las que por supuesto está el cine.
Quizá una respuesta es que plantear la idea del videojuego como arte, en una sociedad que aún relaciona este entretenimiento a un pasatiempo de niños o al adolescente encerrado en un “ciber”, es una tarea de suma dificultad. No porque los falsos preconceptos puedan modificar en algún modo las cualidades artísticas con que se realizaron muchos juegos electrónicos, sino más bien por lo complicado que resulta romper con las falsas creencias colectivas para instaurar una realidad cada día más innegable. El contexto es un elemento fundamental: en una charla TED del 2013 donde desarrolla el impacto que generó la muestra, Antonelli menciona que el arte interactivo electrónico no era una novedad en el museo. El problema fue cuando esa expresión tomó la forma de un videojuego cuyos iconos resultan familiares.
Los méritos estéticos de un videojuego es algo sobre lo que hay que detenerse, no solo por su valor más allá del factor lúdico, sino porque construyen una narrativa y una interacción sobre la misma. La narrativa hipertextual no es una novedad de este medio, pero sí quizá es donde mejor aparece cristalizado. Detenerse a pensarlo cuando resulta una de las industrias más redituables, generando 180 mil millones de dólares a lo largo del 2020 (fuente: Marketwatch.com), es fundamental para comprender desde la crítica a un fenómeno contemporáneo que está en perpetuo cambio. Esto sin perder que son un entretenimiento y que la jugabilidad, ese enlace hacia la interacción con el videojuego, es un factor fundamental para comprender los mecanismos narrativos de cada juego.
Desde aquí trataremos de aproximarnos específicamente a este fenómeno analizando y rescatando a realizadores icónicos, su historia, los géneros, el relato que construyen y su diálogo con otros medios masivos como el cine y la televisión.