Título original: Ídem
Origen: EE.UU.
Dirección: Joe Carnahan
Guión: Joe Carnahan, Chris Borey, Eddie Borey
Intérpretes: Frank Grillo, Mel Gibson, Naomi Watts, Annabelle Wallis, Michelle Yeoh, Ken Jeong, Will Sasso, Meadow Williams, Mathilde Ollivier, Selina Lo, Tyler Jon Olson, Quinton «Rampage» Jackson, Eric Etebari, Carlos Aviles, Sheaun McKinney, Swen Temmel, Buster Reeves, Michael Tourek, Rob Gronkowski, Aaron Beelner
Fotografía: Juan Miguel Azpiroz
Montaje: Kevin Hale
Música: Clinton Shorter
Duración: 100 minutos
Año: 2021
6 puntos
JOE CARNAHAN Y SUS DILEMAS LÚDICOS
Por Rodrigo Seijas
(@rodma28)
Tras el fracaso de Brigada A -un film que no le importó a nadie-, Joe Carnahan entró en una etapa mucho más arriesgada y creativa, con películas pequeñas y libres: si El líder era un drama íntimo que convivía con una aventura grupal con los cuerpos al límite, Stretch era una comedia de acción desatada y absurda, que hasta se permitía enlazar lo romántico con lo urbano. En Boss level se perciben grados similares de libertad, aunque su estructura narrativa le termine jugando un poco en contra, como si Carnahan inventara un artefacto que se le escapa un poco de las manos.
Los primeros minutos de Boss level van en sintonía con el tono de Stretch, apelando a lo juguetón, irónico y salvaje, presentando a Roy (un Frank Grillo que parece de vuelta de todo, lo cual le juega a favor), un oficial retirado de las fuerzas especiales que ve cómo el día de su muerte se repite constantemente, sin que pueda escapar de ese loop eterno. Si esto puede recordar a films como Hechizo del tiempo y especialmente Al filo del mañana, el film se hace cargo de esto sin vueltas, planteando el conflicto desde el mismísimo arranque, con un protagonista marcado por el hastío luego de decenas de intentos fallidos por salir de la trampa en la que está metido y guiños evidentes a la estética de los videojuegos. El otro recurso para diferenciarse al que apela la película es una trama cada vez más enredada, donde desfilan un multifacético grupo de asesinos profesionales; un misterioso y despiadado coronel (Mel Gibson); una científica (Naomi Watts) que es el amor de toda la vida de Roy y la madre de su hijo; y un dispositivo temporal con posibles efectos apocalípticos en todo el planeta; además de varios (como los encarnados por Ken Jeong y Michelle Yeoh) que solo aparecen brevemente, aunque con roles decisivos en el relato.
Sin embargo, ya entrada en su segunda mitad, Boss level no deja de lado las tonalidades propias de la comedia, pero también se permite ingresar en un territorio más vinculado al drama. De ahí que se concentre más en la necesidad de redención de Roy, un tipo harto de todo, pero al que los obstáculos que enfrenta lo llevan a reflexionar sobre su historia como pareja y padre, o más bien la ausencia de ella. La cuestión ahí pasa a ser si Carnahan consigue amalgamar apropiadamente la comicidad, la acción desatada, el drama romántico y los dilemas paterno-filiales. Y lo cierto es que el realizador no llega a hacer confluir del todo apropiadamente estas superficies, por más que nunca pierda la ligereza mientras aplica nuevos giros argumentales que se acumulan sobre los anteriores.
Quizás ahí está la gran dificultad a la que se enfrenta Boss level y que nunca termina de resolver: la acumulación de elementos y herramientas narrativos, estéticos y genéricos, a partir de su necesidad de contar muchas cosas a la vez. Eso también forma de una aproximación lúdica, donde Carnahan da la impresión de ser un niño en una juguetería gigante probando sin mucho criterio cada artefacto que se cruza en su camino. Aun así, hay que reconocerle que la película también exhibe un cariño palpable por la historia que tiene entre manos y su protagonista, lo que explica cómo hace creíble su camino progresivo de antihéroe despreocupado a héroe no del todo asumido. Por eso el final de Boss level alcanza una emotividad y melancolía inesperadas, donde Carnahan se confirma como un artesano inusualmente preocupado por las emociones.