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Vilas: serás lo que debas ser o no serás nada

Título original: Idem
Origen: Argentina
Dirección: Matías Gueilburt
Guión: Matías Gueilburt, Nicolás Gueilburt, Gianfranco Quattrini
Testimonio: Boris Becker, Björn Borg, Roger Federer, Rod Laver, Rafael Nadal, Eduardo Puppo, Gabriela Sabatini, Guillermo Vilas, Mats Wilander/strong>
Fotografía: Ignacio López Escrivá, Matías Gueilburt
Montaje: Mariano Arellano
Música: Vandera, Audionetwork
Duración: 94 minutos
Año: 2020


8 puntos


EMOCIÓN DEPORTIVA

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

No quiero empezar esta reseña sin decir esto: el tenis me aburre como pocas cosas en la vida. Seguramente esta confesión no le interese a nadie, pero estimo que tiene una función pragmática, que el lector sepa que el fervor acerca de este documental no tiene nada que ver con un vínculo emocional del redactor con el objeto de referencia. De hecho, también soy marplatense, como Guillermo Vilas -el protagonista-, pero no soy chauvinista, así que el lazo geográfico tampoco de importa demasiado. En verdad me acerqué a esta película de Matías Gueilburt por una serie de recomendaciones que leí por ahí y porque me gustan los relatos deportivos, uno de esos subgéneros huérfanos en nuestro cine. Y Vilas: serás lo que debas ser o no serás nada en su recorrido por la historia deportiva de Vilas, especialmente en su era dorada allá por los 70’s, es tal vez la película deportiva que el cine argentino estaba necesitando. Hay épica, hay emoción, hay suspenso en el repaso de cada partido y hay una ética, que es inseparable de la figura del atleta profesional a como Vilas lo entendía.

El documental está construido como una serie de cajas chinas y círculos viciosos: cuenta la vida de Vilas, aunque en verdad cuenta una serie de temporadas en su carrera, aunque en verdad cuenta el obsesivo trabajo del periodista Eduardo Puppo para lograr que reconozcan a Vilas como Número 1, aunque en verdad cuenta la vida de Vilas. Allá en los 70’s, entre 1973 y 1978 especialmente, Guillermo Vilas tuvo unas temporadas notables, incluso logrando algunos récords que han sido batidos recién hace pocos años y ganando más torneos que sus principales contrincantes. Sin embargo, la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) hizo un conteo de puntos bastante particular, obviando algunas semanas del calendario y nunca reconociéndole al tenista argentino su ubicación en el primer puesto del ranking. A más de cuatro décadas de aquellos eventos, Vilas siguió reclamando el reconocimiento oficial de la ATP, tarea que terminó heredando Puppo, obsesionándose con kilómetros y kilómetros de estadísticas, hasta el límite de poner en juego su propio matrimonio (la casa estaba llena de papeles que impedían organizar reuniones familiares o con amigos). Detrás de los datos, detrás de las imágenes de archivo, detrás del relato sobre su vida que hace el propio tenista, Vilas: serás lo que debas ser o no serás nada es en verdad una película sobre la obsesión, el esfuerzo, la búsqueda del mejor resultado, la psicología del deportista de alta competencia, la necesidad de reconocimiento, el profesionalismo y -claro- el fracaso. Porque la empresa que lleva adelante el periodista, con la ayuda de un matemático rumano, no termina de ser reconocida por la ATP.

Inteligentemente, Gueilburt construye un relato de doble mano (por un lado la vida de Vilas, por el otro el trabajo de Puppo) que justica su estructura cuando hacia el final logra unir las dos líneas narrativas en un emotivo encuentro entre los protagonistas. Un pasaje que esconde también una revelación, y que vuelve aún más dolorosa esta historia. Todo ese pasaje, registrado con una distancia y un pudor increíbles, en el que la cámara parece quedar poseída por la nobleza del vínculo entre ambos, nos hace olvidar incluso una escena anterior, en la que una cámara que no se apaga muestra un momento de intimidad que tal vez debería haber quedado ahí en vez de ser usado para el impacto efectista. Seguramente el único traspié de un documental ejemplar, que en esos últimos minutos termina sumando una capa más, una amarga reflexión sobre la historia personal y la memoria, sobre el pasado como evento que se va borroneando en el espejo retrovisor, y de los objetos como signo vital de nuestro paso por la vida. Y de aquellos que trabajan para sostener ese recuerdo: y es enormemente melancólica la mirada de Puppo sobre el amigo que se va desvaneciendo, y con él la necesidad de su empresa alocada. Y Vilas: serás lo que debas ser o no serás nada, en esos momentos, se vuelve emotivo de una manera que nunca vimos venir.

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