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24 líneas por segundo: sin Hollywood no hay paraíso

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Entre muchas cosas a nivel económico, social y laboral que ha desnudado la pandemia por covid-19, el mundo del cine ha quedado al descubierto en una situación: sin Hollywood no hay paraíso. O dicho de otra manera, sin los tanques de Hollywood no hay salas de cine en el mundo que sean redituables. Las actividades más golpeadas por la pandemia son aquellas que requieren de la presencia de público o de una cantidad importante de gente en un lugar cerrado, y el cine (al menos su exhibición) es una de ellas. Sin embargo, de todos esos sectores (podemos mencionar gastronomía, teatros, espectáculos deportivos), el único sector que no ha levantado la voz o presentado alternativas es el de los exhibidores cinematográficos, aquellos que administran las salas y multisalas que todos conocemos. La respuesta no tiene que ver, obviamente, con un grado de conciencia respecto de la situación sanitaria, sino básicamente con que esa máquina de taquillazos que es el cine norteamericano también está paralizada y no hay películas para estrenar. Según un informe publicado en el sitio Otroscines, las entidades que nuclean a los exhibidores en el país presentaron protocolos al Gobierno, pero manifestaron que no volverán a la actividad hasta que no puedan operar con al menos el 50% de la capacidad de cada sala. Otro número sería poco redituable. Y esto que pasa aquí sucede en otras partes del mundo, incluso en países con industrias audiovisuales fuertes como España, Francia o Inglaterra, donde el cine norteamericano representa el 60% de la taquilla según informó ABC. Los reestrenos no funcionan y las películas nacionales no resultan suficiente aliciente para los exhibidores, por lo que la actividad se demora a la espera de lo que suceda en Hollywood: sin estenos fuertes, no hay público. Y en Hollywood la situación es incierta, con Estados Unidos tomado por el coronavirus y sin posibilidades de reabrir los cines en un futuro cercano (hay cadenas como AMC que anticipan su bancarrota). Las esperanzas estaban puestas en Tenet de Christopher Nolan y la nueva de Disney, Mulan, pero volvieron a postergarse. Las salas del mundo siguen esperando a ver qué sucederá en el último trimestre, que es cuando están programados estrenos como Wonder Woman 1984, Black Widow, No Time to Die o Top Gun 2. Sin embargo, todo esto no hace más que evidenciar la horrible concentración que tiene hoy la distribución de cine, algo que ya sabíamos de antemano pero que en este presente, además, amenaza con destruir a la propia industria. Mientras los adorados tanques de Hollywood con los que nuestros amados exhibidores pisoteaban otras expresiones cinematográficas no lleguen a los cines, los cines no reabrirían sus puertas. Tal vez si las salas hicieran lugar al cine de otros países, si el público estuviera acostumbrado a consumir otras alternativas, los cines tendrían películas para estrenar a la brevedad. Pero no, siguen cerrados y en silencio. No parece haber imagen más gráfica para representar aquella idea del león que se come su propia cola.

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