Por Mex Faliero
La quinta temporada de Better call Saul terminó con la misma tesitura que transitó sus nueve episodios anteriores: un nivel de tensión superlativo. El título del episodio, Something unforgivable, nos disponía para lo peor. Y si bien pasaron algunas cosas terribles, en verdad nos preparó el terreno para lo que viene: aquello que están dispuestos a hacer los personajes para cumplir sus objetivos y que se resolverá en la próxima temporada, la última (Peter Gould ya confirmó que serán 13 episodios). Something unforgivable estuvo atravesado por dos tramas que avanzaron en paralelo y que fueron consecuencia de la última formidable escena de Bad choice road: por un lado, Jimmy y Kim ocultándose en un hotel para no ser alcanzados por Lalo o por los hombres de Lalo; y por otro, Lalo yéndose a México para presentar formalmente a Nacho con don Eladio y los “amigos del cartel”: lo que no sabía el pobre Lalo es que la gente de Fring preparaba una operación para despachárselo esa noche. Con la dirección de Gould (menos virtuoso narrativamente que Vince Gilligan, pero mucho más concreto, que en definitiva es lo que precisan los cierres de temporada) el capítulo tuvo sus particularidades: en verdad fue raro, porque Jimmy/Saul fue más un personaje secundario y el nervio y la acción estuvo sostenida, inteligentemente, alrededor de los personajes sobre los que ronda el misterio (Kim, Nacho, Lalo, Howard Hamlin), porque son los que no aparecen en Breaking bad. Y definitivamente lo que dejó en claro Something unforgivable es que Better call Saul cuenta con dos personajes memorables: Lalo y Kim. Lalo es un villano perfecto, y tiene los matices que le faltaban a los nazis que boicotearon un poco el final de Breaking bad: es un personaje de acción y la secuencia en su casa, despachándose a los mercenarios de Fring, fue notable. Lo de Tony Dalton es estupendo, aportando su dosis de carisma y comportamiento reptil. Y lo de Kim a esta altura ya es de otro planeta: no solo porque corrió de atrás siempre de Jimmy con su ética imperturbable, sino porque fue progresando hasta convertirse en un personaje indescifrable, como le pasa al extrañado Jimmy mientras la mira sin entender cuáles son sus motivaciones (la temporada fue más el descenso de Kim que el ascenso de Saul y eso confirma el sutil trabajo de escritura de la serie). Los planes que comienzan a elucubrar para despacharse a Howard parecen insanos y logran reubicar a un personaje que parecía a la deriva y que, parece, tendrá en la última temporada un renovado protagonismo. Rhea Seehorn atraviesa todas las emociones posibles, su actuación es descollante. Something unforgivable les regala a Kim y Lalo dos últimos planos memorables. Para la abogada, una respuesta a Jimmy que es una encrucijada (y un espejo del último plano de la temporada anterior): ¿le está siguiendo la corriente a McGill o está avanzando por primera vez por encima de su marido? “Si le llega a pasar algo…”, se quiebra Jimmy ante Mike. Y el último plano de Lalo es básicamente el último plano que tendremos de Better call Saul por un buen tiempo: Lalo observa la masacre y sale a buscar a Nacho. Y fin. Y Something unforgivable termina dejándonos en medio de la acción (¡no pueden dejarnos así!). La quinta temporada de Better call Saul ha sido redonda y ha sido la mejor. Finalmente nadie importante desapareció y la tensión se acumula de cara a una última temporada que promete ser memorable. Por supuesto, no vemos la hora que llegue.