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Hunt for the wilderpeople

Título original: Idem
Origen: Nueva Zelanda
Dirección: Taika Waititi
Guión: Taika Waititi, basado en el libro de Barry Crump
Intérpretes: Sam Neill, Julian Dennison, Rachel House, Rima Te Wiata, Oscar Kightley, Rhys Darby, Cohen Holloway, Mike Minogue, Stan Walker, Taika Waititi
Fotografía: Lachlan Milne
Montaje: Tom Eagles, Yana Gorskaya, Luke Haigh
Música: Lukasz Pawel Buda, Samuel Scott, Conrad Wedde
Duración: 101 minutos
Año: 2016


9 puntos


LA ODISEA DE LOS MARGINALES

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Un joven huérfano con un historial complicado de adopciones fallidas es llevado por bienestar social a la casa de un matrimonio que vive en la zona rural: la combinación parece explosiva, si bien la mujer es amable el hombre luce introspectivo, con una conexión particular con lo salvaje y alejado de toda demostración de afecto. Sin embargo, una vuelta del destino obliga a que el joven y el hombre terminen escapando de la ley, construyendo en su larga estadía en el bosque una conexión que atraviesa las relaciones de amistad y parentales. Hunt for the wilderpeople es la película que Taika Waititi (nombre masificado a partir de la repercusión que tuvo Jojo Rabbit) hizo entre su hit Casa vampiro y el aterrizaje en el universo Marvel, y es una demostración del nivel de desparpajo y locura que suele tener su cine, pero también la producción audiovisual que llega desde Oceanía.

Si en un momento podemos pensar en que mucha de la efectividad de Hunt for the wilderpeople está sostenida en los estereotipos que los personajes representan, progresivamente la película se aleja de esa distancia irónica del comienzo y humaniza sus formas. Si la suerte de prólogo que antecede a la aventura está pautado desde la puesta en escena por una serie de planos pensados y una geometría cercana al cine post-moderno, posteriormente la película se libera del peso estético y avanza pensando en la sorpresa constante, del mismo modo que le pasa a los protagonistas en su cruce con otros personajes. Eso le da libertad al relato, una libertad que sienta bien con Hec y Ricky y su condición de seres marginales. Ese proceso que va del humor cínico del comienzo a la sensibilidad posterior, se hace mediante una inteligente aprehensión de géneros populares como la acción y la aventura, con referencias culturales como la de Rambo, que en la mirada de Waititi nunca significa superioridad intelectual si no una forma de conectar con los espectadores.

Sobre esa superficie, Hunt for the wilderpeople construye un relato de supervivencia en el que se ponen en juego nociones como la mirada infantil, la perspectiva de los seres que no encajan en el sistema y también la manera en que la familia encuentra formas diversas de integrarse. La fluidez del relato (algo que extrañamos en Jojo Rabbit, por ejemplo) es notable y muestra el talento de Waititi para imbricar temas, líneas narrativas y texturas. El film de Watitit es sensible, sin por eso eludir la incomodidad (todo lo que lleva a poner a Hec como un posible pedófilo, por ejemplo) ni la oscuridad de sus personajes ni del contexto, pero siempre con un humor que nunca se impone sobre los personajes sino que surge de ellos mismos y su mirada marginal. En ese sentido lo de Sam Neill y Julian Dennison, como Hec y Ricky, es maravilloso, no sólo por una química que funciona a la perfección sino por la manera en que toman dos personajes prototípicos y le incorporan dimensiones y textura. Eso mismo que hacen los intérpretes con sus personajes es lo que hace el director con la historia. Un film pequeño y perfecto.

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