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El precio de la verdad

Título original: Dark Waters
Origen: Idem
Dirección: Todd Haynes
Guión: Mario Correa, Matthew Michael Carnahan, basados en el artículo de Nathaniel Rich
Intérpretes: Mark Ruffalo, Anne Hathaway, Tim Robbins, Bill Camp, Bill Pullman, Victor Garber, William Jackson Harper, Mare Winningham, Kevin Crowley, Trenton Hudson, Marc Hockl, Lyman Chen, Courtney DeCosky, Scarlett Hicks
Fotografía: Edward Lachman
Montaje: Affonso Gonçalves
Música: Marcelo Zarvos
Duración: 126 minutos
Año: 2019


6 puntos


EL CINE Y SU UTILIDAD POLÍTICA

Por Franco Denápole

(@mdenapole)

En El precio de la verdad, un abogado que trabaja defendiendo los intereses de empresas químicas viaja al interior de Virginia Occidental y descubre que la compañía estadounidense DuPont ha ocultado durante décadas la naturaleza nociva de un químico utilizado en la creación de diversos objetos de uso cotidiano, entre ellos las primeras sartenes de teflón. Todd Haynes, quien dirige la película, ya había mostrado interés en el tema de la contaminación química en su segundo largometraje, Safe, que trata sobre una mujer que posee hipersensibilidad a los químicos de uso cotidiano.

Sin embargo, poco importante parece el sello autoral de Haynes a la hora de hablar de esta película que, estéticamente, poco tiene que decir salvo algún momento de lucidez en el uso del lenguaje cinematográfico, por ejemplo en la introducción del personaje principal. Frente a Safe, una película en la que la mano del director no deja de notarse en ningún momento, El precio de la verdad resulta un producto estéticamente conservador, que apunta a una reconstrucción fiel y a la búsqueda de un verosímil casi documental.

El principal autor de esta obra es, en realidad, el actor principal, Mark Ruffalo. Como cuenta en diversas entrevistas, la idea se le ocurrió tras leer el artículo en el que la película está basada: The lawyer who became DuPont’s worst nightmare, de Nathaniel Rich. Para quienes estén familiarizados con la militancia política de Ruffalo (que, por ejemplo, ha hecho grandes esfuerzos por apoyar públicamente la candidatura de Bernie Sanders a la presidencia de los Estados Unidos) no resultará alocado pensar a El precio de la verdad como una pieza dentro de un entramado de gestos políticos; los cuales resultan más estimulantes que cualquier cosa que la película en sí tenga para ofrecer.

Y es que esta película ha funcionado como el motor central de una campaña llevada adelante por el actor que incluye una aparición como testigo en el caso DuPont, en el mismísimo Capitolio. Allí, tal y como el propio actor manifestaría posteriormente, fue ninguneado por republicanos tales como James Comer o Fred Keller, quien lo llamó “un actor sin ninguna habilidad médica, científica o de investigación salvo por un par de escenas como Bruce Banner”. Ruffalo ha realizado diversas apariciones públicas hablando sobre problemas de contaminación y el caso DuPont específicamente, además de haber incluido al propio Rob Bilott en la campaña publicitaria del film.

El contexto político que dio origen a El precio de la verdad se refleja en sus elecciones estéticas: el caso DuPont es reconstruido mediante el lenguaje de los thrillers políticos, o más específicamente de lo que podría llamarse coverup movies o películas sobre conspiraciones políticas, cuya obra más representativa es sin duda Todos los hombres del presidente. Pero, ¿qué es lo que esta película tiene para decir sobre las relaciones entre el sistema de justicia norteamericano y el sector empresarial? Parecería que la conclusión, en palabras del propio protagonista, es que “the system is rigged”, es decir que el ovillo de lana generado por el entrelazamiento entre intereses privados y leyes públicas no puede ser deshecho, y que por lo tanto no existe justicia más allá de la que puedan forjar la comunidad o el individuo. Sin embargo, la imagen con la que la película nos deja parecería mostrar lo contrario: el sistema puede ser transformado por la acción de ciudadanos ejemplares puestos al servicio del bienestar social, tales como Rob Bilott.

Pero, insisto, nada de lo que la película aporta, más allá de promocionar un caso valioso en la historia de la lucha contra la contaminación industrial, es tan interesante como el rol que esta cumple en la campaña política del actor protagonista. Se trata de un ejemplo claro del cine entendido desde una perspectiva puramente instrumental. Casi como si la película existiera sólo para que Ruffalo pudiera decir, en el programa de televisión The view emitido por la cadena ABC, “if you care about your water then you know what to do in 2020”.

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