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Funcinema

Belzebuth

Título original: Idem
Origen: México
Dirección: Emilio Portes
Guión: Luis Carlos Fuentes, Emilio Portes
Intérpretes: Joaquín Cosio, Tobin Bell, Tate Ellington, Giovanna Zacarías, Aurora Gil, José Sefami, Aida López, Enoc Leaño, Norma Angélica, Yunuen Pardo, Liam Villa, Alondra Benitez, Mercedes Hernández
Fotografía: Ramon Orozco Stoltenberg
Montaje: Emilio Portes, Rodrigo Ríos
Música: Aldo Max Rodriguez
Duración: 114 minutos
Año: 2017


5 puntos


EXORCISMOS EN LA FRONTERA

Por Cristian Ariel Mangini

(@cristian_mangi)

Entre tanto film de exorcismos, demonios y rituales es saludable ver alguna vuelta de tuerca ocasional en el subgénero, aunque no termine de dar un resultado redondo. Belzebuth es el film de horror mexicano que nos ocupa, que a pesar de inclinarse ocasionalmente por el policial solo lo hace como una máscara para entregar un film de exorcismo que se ajusta a las convenciones más clásicas que todos conocemos. La diferencia más importante radica en el contexto: el paisaje seco y sucio de Tijuana, la proximidad dramática con la frontera a Estados Unidos y la violencia de sus calles le da al film un marco donde lo político aparece como algo subterráneo. Las casi dos horas le quedan un tanto extensas y pierde ritmo en su segunda mitad, que parece más volcada a tratar de explicar lo que ocurrió en la primera mitad y lo que ocurrirá en su desenlace de una forma un tanto artificiosa.

El arranque de Belzebuth tiene una energía innegable, el violento devenir de lo que ocurre y la puesta en escena de la tragedia que dejará desolado al detective Ritter (Joaquín Cosio) tiene una calidad narrativa que desafortunadamente se extrañará en el resto; en particular el poder de síntesis. Y esto a pesar de que después de una elipsis de cinco años, reflota el trauma familiar de nuestro protagonista a raíz del caso de una masacre escolar que termina dando un disparador que se entrecruza con sectas satánicas y una extraña figura interpretada por Tobin Bell (sí, esa figura legendaria del terror moderno, más conocido por El juego del miedo). El hecho de que ocurra en la frontera le da la film la oportunidad de jugar con el inglés y el español de forma natural, además de incluir en el elenco no solo al mencionado Bell sino a Tate Ellington, que interpreta a un cura tratando de unir las partes de cada masacre que se va perpetrando. Cada incógnita los llevará finalmente a una respuesta de dimensiones bíblicas, que tiene como trasfondo el desierto mexicano.

Ya lo dijimos, la primera hora es electrizante: la puesta en escena de los casos, el extrañamiento que provoca la atmósfera enrarecida después de cada caso y lo enigmático de toda la iconografía resultan un cóctel atrapante y violento, más por lo que sugiere que por lo que muestra. El problema llega con las explicaciones en la segunda parte, largos diálogos que se perpetúan tras la búsqueda y hallazgo del siniestro Canetti, destinados a quitar todo el misterio y el suspenso que se había construido. Todo esto hace que el giro que ocurre hacia el desenlace en el túnel sea previsible y dejándonos a la merced de un enfrentamiento que no tiene mucho que ofrecer salvo buenos efectos visuales. A este clímax se llega entre secuencias de exorcismos que contienen elementos sacados de cualquier manual de películas del subgénero: ojos poseídos, voces extrañas, simbología satánica, música estridente. Por otro lado hay un punto bajo en lo poco carismático que resulta Ellington para componer a un personaje cuya relevancia para la historia es determinante, su pasar por todo un repertorio de situaciones horrorosas parece tan cotidiano como ir al supermercado de compras. Es casi inexpresivo.

Con una primera hora interesante que luego comienza a estancarse, Belzebuth ofrece sin embargo de la mano de Emilio Portes cierto aire novedoso que sobrevuela sobre su propuesta.

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