Por Rodrigo Seijas
ATENCIÓN: SPOILERS
El arranque de temporada que es Lines we cross pareció diseñado más que nada para llegar a su escena final, que es un encuentra que anticipa una nueva confrontación. Eso no quita que antes no haya secuencias y subtramas interesantes, pero la sensación que transmitió todo el episodio es de cierta redundancia. O, por lo menos, de un deseo implícito de The walking dead por retomar cuanto antes el conflicto elaborado en la temporada previa.
Sí es cierto que Lines we cross muestra algo de inventiva con un par de ideas principalmente visuales –casi de puro espectáculo- aunque también narrativas. Ahí tenemos la caída desde los cielos de un satélite (generando un incendio en un bosque), que sirve de excusa para cambiar los puntos de vista, jugar con la temporalidad y hasta evocar un tiempo que ya no existe. Asimismo, la secuencia donde los protagonistas se enfrentan a un grupo de zombies en una playa utilizando una formación al estilo de los legionarios romanos habla de una vuelta a tiempos antiguos o de civilizaciones que se alejan de la contemporaneidad.
Pero el gran motor conflictivo de Lines we cross fue la amenaza del retorno de los Susurradores, a partir de cómo van surgiendo rastros e indicios de que los villanos andan ahí cerca, acechando. Esto promueve la renovación de la discusión sobre las posibles consecuencias de cruzar las fronteras establecidas por Alpha y sus seguidores, y desde ahí surgen algunos diálogos que, aun siendo un tanto redundantes, tienen sus dosis de interés: por ejemplo, Aaron manifestándole a Michonne que ya está harto de ser siempre el tipo calmado; o Negan aconsejándole a Lydia que se prepare porque la cosa se va a poner fea. No tanto la descripción de la rutina de Eugene y Rosita con el bebé de ella, o los traumas con los que carga Siddiq, que poco aportan a la trama.
Lo que más termina impulsando al relato, incluso desde su estatismo, es el tiempo de reencuentro compartido entre Daryl y Carol, donde barajan la idea de dejar todo y huir juntos hacia horizonte posible -¿o utópico?- que es Nuevo México. Luego de todo el tramo dedicado al sofocamiento del incendio (justo en otro límite fronterizo con el territorio de los Susurradores), con sus dosis de tensión por la potencial invasión de una oleada de zombies, llega ese encuentro final, a la distancia pero palpable, entre Carol y Alpha, donde las miradas lo dicen todo. Pareciera que Carol incluso buscó –quizás un poco inconscientemente- ese cruce, que anuncia una nueva etapa de la guerra contra los Susurradores. Lines we cross definitivamente buscó ese reencuentro entre enemigas y bandos opuestos, porque The walking dead lo necesita.