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Funcinema

Night hunter

Título original: Idem
Origen: Canadá / EE.UU.
Dirección: David Raymond
Guión: David Raymond
Intérpretes: Alexandra Daddario, Henry Cavill, Minka Kelly, Ben Kingsley, Nathan Fillion, Stanley Tucci, Eliana Jones, Sara Thompson, Brendan Fletcher, Emma Tremblay, Mpho Koaho, Carlyn Burchell, Daniela Lavender
Fotografía: Michael Barrett
Dirección de arte: Bruce Cook, Mike Mulhall
Música: Alex Lu, Benjamin Wallfisch
Duración: 98 minutos
Año: 2018


4 puntos


EL CAZADO, CAZA QUIERE

Por Henry Drae

(@henrydrae)

Como tantas otras veces, el tráiler de Night hunter nos vende casi un “tanque” intenso y trepidante de gente obsesionada con erradicar con un delito determinado (en este caso la pederastía), que se cruza con el peor de los animales que es el astuto y cruel asesino serial modelo. Todo ese marco va adornado con las acotadas pero vendedoras interpretaciones de Ben Kingsley, Alex Daddario y el monofacético y a la vez carismático Henry Cavill entre otros que, al menos, prometen un buen entretenimiento clásico.

¿Qué pudo salir mal? Prácticamente todo. En principio la historia y sus vueltas sin sentido para contar lo de siempre. El enigmático Cooper (Kingsley) es un hombre que se dedica a cazar pederastas y abusadores sexuales usando de carnada a su joven aprendiz Angie (Minka Kelly), que parece disfrutar tanto de la tarea como él, a pesar de los riesgos. Su noble objetivo, si bien cuestionable en el método, se pone aún más turbio cuando se revela que además castra a sus víctimas. Tal situación queda expuesta en un operativo liderado por el detective Marshall (Cavill), que aunque vea con desaprobación los métodos del cazador de abusadores, lo deja ir, ya que su blanco es un asesino en serie de mucha mayor peligrosidad y con un anonimato por demás de inquietante.

No conviene avanzar demasiado en cómo sigue la historia aunque todo se vea venir a millas de distancia. Las sorpresas son tan pocas y tan predecibles que parecen ensayadas por un principiante, devoto de los thrillers que devorábamos en los 80 y que seguían sorprendiéndonos con los giros de guión aunque fuesen ya repetidos. Hoy no funcionan ni por asomo de la misma manera, y por el contrario, hay escenas como la de la explosión de un auto, tan anunciadas que parecen parte de un juego en el que el espectador tiene que decir hasta dónde es subestimado.

Pero el ridículo no termina allí, sino que se pone más intenso cuando a puro cliché el presunto asesino es capturado y no sólo parece tener un problema mental que se pone de manifiesto en el interrogatorio hasta complicarlo, sino que sigue causando daño aunque esté recluido con máxima seguridad. Y son muchas las producciones que han utilizado recursos como ese, desde Los sospechosos de siempre (1995) hasta La verdad desnuda (1996), pasando por muchos otros que no vale la pena mencionar pero que sin dudas sirvieron de fuente de “inspiración”.

Los esfuerzos de Kingsley por darle credibilidad a la situación, o los del mismo Cavill con sus limitaciones actorales, resultan casi paródicos ante la ausencia de un director de actores que pueda pedirles exactamente lo que necesita la historia, que tampoco remonta con la gracia y belleza habituales en Alex Daddario que queda totalmente deslucida.

En síntesis, una historia que si no se la deja pasar, al menos sirve para que el espectador más inexperto se entretenga adivinando lo que sucederá en la escena siguiente, con “asombrosa” precisión.

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