No estás en la home
Funcinema

Los intocables (1987)



ÚLTIMAS IMÁGENES DEL MAINSTREAM ROMÁNTICO

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

La semana pasada murió Billy Drago e inmediatamente se nos vino a la memoria su traje blanco y su pulcritud criminal como el Frank Nitti de Los intocables. Cuando algo así pasa, cuando un personaje se hace tan representativo de un intérprete, puede ser por dos motivos: o no pudo salir nunca de esa criatura que lo terminó vampirizando o estamos ante una representación tan icónica que se hace memoria cinéfila. Sin dudas, en este caso, estamos ante el segundo ejemplo, porque la película de Brian De Palma es uno de esos artefactos cinematográficos que se hace recuerdo a partir de imágenes, secuencias, momentos imborrables, memorables, históricos. Esa pura iconografía que De Palma supo tallar sobre la iconografía misma (la del cine de gángsters, la de la Norteamérica de la Ley Seca), y que se ha convertido en uno de los relatos inmortales del cine norteamericano del Siglo XX.

Con mis amigos suelo tener un juego. Allí pensamos qué películas logran anular el zapping cuando las cruzamos en la televisión. Y Los intocables, para nada sorpresivamente, está en todas las listas (obvio, mis amigos tiene más de 30 años). Si estoy cambiando de canal y de repente aparecen Kevin Costner, Sean Connery, Robert De Niro, Andy García, Charles Martin Smith, Billy Drago o la música de Ennio Morricone es difícil que vuelva a cambiar de canal. Porque sé que en breve vendrá la secuencia del bate de béisbol, o la de las escalinatas, o la muerte de Malone, o la presentación de Al Capone con un cenital impecable, o la caída de Nitti desde lo alto de un edificio. Si Brian De Palma es uno de los máximos genios del cine norteamericano del último cuarto del siglo pasado, Los intocables es seguramente uno de sus puntos más altos. Y no deja de ser curioso que para un director tan personal y autoral como De Palma, uno de sus mejores trabajos es un film casi por encargo, escrito por David Mamet (quien ese mismo año debutaba en la dirección con la genial Casa de juegos) y sobre el cual el director se mostró un poco distante en su momento.

No obstante, nadie puede negar que Los intocables sea una película depalmiana. Allí está la cinefilia, la cita explícita a El Acorazado Potemkin, la perfecta construcción del suspenso, la violencia inusitada, casi paródica. Posiblemente le falte algo del sentido del humor que el director venía demostrando sobre todo en los 80’s, pero este repaso por una porción de la historia violenta de los Estados Unidos tiene la dosis de fidelidad y quiebre del verosímil que los grandes autores saben fusionar como pocos. Los intocables aborda la cacería que lleva adelante Eliot Ness para capturar al mafioso Capone y se posiciona de manera polémica ante cuestiones como la justicia y el apego a la ley que deben llevar adelante las instituciones. Sin embargo, De Palma logra eludir cualquier cuestionamiento ideológico al construir un relato que mira indudablemente otro tiempo y que se integra de trozos de cine, de porciones fascinantes donde lo estilístico se impone a la moral o la ética. Allí donde el cine funda su patria, las reglas son otras, parece decir la película.

Cualquier atisbo de verosímil o de lectura historicista es derribada por un De Palma endiablado, apasionado por mostrarse en cada fotograma. Seguramente el director quiso hacer lo mismo años después con Misión: Imposible, pero allí chocó contra otro ego de igual tamaño (o tal vez mayor), el de Tom Cruise, y su huella aparece un poco borroneada. Si bien muchos piensan que el mainstream norteamericano cambió para siempre en los 70’s, lo cierto es que una década después, o incluso en la primera mitad de los 90’s, todavía había espacio para el rasgo autoral dentro de un film de alto presupuesto. Los intocables no es sólo el relato sobre un grupo de hombres con una moral inquebrantable, como ya no se concebía en la norteamérica ochentosa de los yuppies, sino también uno de los últimos exponentes de un mainstream romántico que estaba por desaparecer.

Comentarios

comentarios

Comments are closed.