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Recapitulaciones de True detective: The final country y Now am found (final de temporada)

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

ATENCIÓN: SPOILERS

Teniendo en cuenta cómo se ha manejado desde su puesto de creador y showrunner de las tres temporadas de True detective, es difícil saber si Nic Pizzolatto es lúcido, arriesgado, incomprendido o hasta un poco delirante. Lo que es indiscutible es que tiene un ego enorme, que lo lleva a tomar decisiones de mínimo polémicas y cuyas dosis de atrevimiento las hacen rozar lo irritante. Los dos últimos capítulos de la tercera entrega de la serie, The final country y Now am found, forman un todo bastante representativo de los manierismos del realizador, destinados inevitablemente a dividir aguas.

Si en los seis episodios previos hubo una constante ambivalencia entre los conflictos existenciales de los personajes -con Wayne Hays como eje más fuerte- y el gran misterio alrededor del asesinato de Will Purcell y la desaparición de su hermana Julie, The final country y especialmente Now am found sentencian progresivamente a favor de la primera senda. Eso representa un giro un tanto inesperado, teniendo en cuenta que a partir del final de Hunters in the dark la historia parecía zambullirse de lleno en los enigmas criminales.

Es cierto que buena parte de The final country gira alrededor del impacto que genera la aparición del cadáver de Tom Purcell, tras un aparente suicidio, y que incluso el relato establece lazos con el caso de la primera temporada (como si Pizzolatto dejara en claro que True detective representa un universo en sí mismo dentro del policial televisivo), hasta desembocar en el interrogatorio/golpiza de Hays y West a Harris James, que acaba con la muerte casi accidental del sospechoso y marca un quiebre en el vínculo entre los protagonistas. Pero en verdad todo está en función de mostrar las contradicciones y hasta miserias que constituyen a Hays, que posee una ética de trabajo que lo hace chocar constantemente con sus superiores; es capaz de manipular descaradamente a West, explotando la culpa que siente por la muerte de Tom; y nunca llega a abrirse por completo a su esposa Amelia. Si el cierre de ese capítulo está marcado por la inquietud, a esa altura los interrogantes sobre Will y Julie Purcell ya no poseen tanta fuerza y hasta puede intuirse que su trasfondo no es tan siniestro como se podía pensar inicialmente.

De hecho, a pesar de las idas y vueltas temporales (que se alimentan de juegos bastante astutos con los espacios y miradas), Now am found va dejando claro que el caso de Will y Julie Purcell es hasta un mero apéndice en la tragedia de los Hoyt, una familia poderosa pero marcada por accidentes fatales, pérdidas, deseos de maternidad frustrados y hasta obsesiones lindantes con la locura. Pero a Pizzolatto no parece interesarle mucho ese drama familiar y su coletazo policial, con lo que la revelación del destino relativamente feliz de Julie –viva, casada y con una hija- está lejos de sacudir al espectador y la breve aparición de Michael Rooker como el jefe del clan no llega a ser particularmente significativa.

Pizzolatto prefiere hacer hincapié en Hays, en sus traumas insuperables, en su memoria agrietada por el tiempo, en su ceguera frente a elementos obvios –por algo Amelia le dice “lo que crees que eres te paraliza”- y sus dificultades afectivas, como si el caso de los niños Purcell hubiera sido apenas una excusa, porque el verdadero misterio era cómo operaba la mente marchita del detective y ex combatiente de Vietnam.

El plano final de Now am found (y de esta tercera temporada) es un resumen de los padecimientos de Hays, un tipo que nunca salió de la selva donde combatió, que siempre estuvo solo a pesar de esta acompañado, que no llegó a salir del laberinto de su memoria y violencia interior. Como metáfora funciona y otorga un cierre ciertamente efectivo, aunque la sensación que persiste es que Pizzolatto se enreda demasiado en frases altisonantes y un imaginario definitivamente sentencioso. Pero lo peor es que el drama termina ahogando al policial, como si la serie despreciara al género en el cual supuestamente se inscribe. True detective acumula capas de significados hasta caer en una impostación improductiva, aunque no deje de tener unos cuantos logros narrativos y estéticos.

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