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Arma mortal 3 (1992)



UN AIRE DE FAMILIA

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Es raro ponerse a escribir sobre una saga cinematográfica y no arrancar con la primera parte, que sería la que justifica todo lo que viene después inaugurando un universo determinado. También será que la pasan a cada rato en el cable y uno se queda mirándola. Pero lo cierto es que uno mira Arma mortal 3 una y otra vez, primero como ejercicio nostálgico y segundo como disfrute de un tipo de cine de entretenimiento popular que ya se hace cada vez menos. Porque no hace falta irse hacia los 50’s o los 70’s para descubrir que en el cine del presente es mucho lo que falta, principalmente de aquello que generaba verdadero disfrute. Dato anecdótico, la película costó 35 millones de dólares: piense usted algún tanque del Hollywood actual que se pueda hacer hoy con ese dinero… (¿y un tanque con Mel Gibson de protagonista?) Y Arma mortal 3 fue uno de los tanques de aquel año y la segunda película más vista en el verano estadounidense detrás de Batman vuelve.

Como decíamos en el texto sobre Daylight en esta misma sección, muchas de las películas de acción de los 90’s que eran absolutamente relativizadas en su momento tienen hoy un potencial mayúsculo, principalmente gracias a su carga de fisicidad. Y en Arma mortal 3 esto se repite a cada rato, porque más allá de algún truquito o doble de riesgo que ande por ahí, cuando vemos a dos personajes manejar un auto notamos que ese auto va sobre una ruta (algo similar nos pasa con la reciente La mula de Clint Eastwood que recupera -entre otras cosas- lo físico del cine), que no hay exceso de pantalla verde, y cuando hay un vuelco o un tiroteo, el ruido de metales retorciéndose aporta un sentido mayor de riesgo y vértigo que el que tenemos hoy con el exceso de CGI y al que pocos directores saben sacarle verdadero rédito. Sin contar que, con su sadismo habitual, Mel Gibson se golpea e impacta contra todo lo que puede impactar, haciendo una verdadera apología del daño corporal. Sin contar, también, que las demoliciones y los incendios que aparecen en el film son reales (en la secuencia de arranque se financió el derrumbe de un edificio que se iba a dinamitar). De hecho, ya que hablamos de fisicidad, lo que moviliza la trama es el uso de un tipo de bala que atraviesa incluso chalecos anti-bala y que son calificadas como “mata-policía”. Esto aporta oscuridad a la trama y si bien recordamos a Arma mortal como una saga fundamentalmente cómica que aporta al subgénero de la buddy-movie, lo cierto es que hay componentes trágicos constantemente en la historia de los agentes Martin Riggs (Mel Gibson) y Roger Murtaugh (Danny Glover). Bueno, de hecho la primera entrega era más un drama policial que otra cosa. La violencia, la fisicidad y la agresión contra el cuerpo encuentra su máximo momento en la muy divertida escena en la que Rene Russo y Gibson compiten por ver quién tiene la cicatriz más grande. El momento es gracioso, pero bastante sórdido en las descripciones que ambos hacen sobre cómo fueron generadas esas heridas. Pero también es una muy buena idea para mostrar un tipo de relación y vínculo que se genera entre los personajes de manera bastante retorcida.

Sin embargo donde Arma mortal 3 termina de definirse, y lo que también justifica que hablemos de ella por encima de las otras (por cierto, la que más me gusta es la 2), es en la manera en que la saga se vuelve una comedia de acción hecha y derecha, y va edificando un sentido de familia mucho más real y sentido que la monserga de Vin Diesel en Rápidos y furiosos. En la cuarta entrega de Arma mortal, la que le dio un cierre a todo, la secuencia de créditos avanza sobre fotos del detrás de escena de toda la saga, demostrando que el equipo delante y detrás de cámara tenía una química impecable (de hecho la última escena de Arma mortal 4 es un intento de foto familiar). Cada entrega de Arma mortal iba incluyendo nuevos integrantes a su elenco, que se mantenían luego, y de hecho el anecdotario cuenta que el director Richard Donner tuvo la decisión de hacer que Joe Pesci regresara con el personaje de Leo Getz, cuando el primer guión no lo incluía. Esta tercera entrega es la que termina por definir el concepto y tal vez la más divertida de toda la franquicia. La podemos ver infinidad de veces y no sé de cuántas películas del presente podemos decir lo mismo.

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