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Funcinema

Kodachrome

Título original: Ídem
Origen: Canadá / Estados Unidos
Dirección: Mark Raso
Guión: Jonathan Trooper, basado en un artículo del New York Times
Intérpretes: Ed Harris, Jason Sudeikis, Elizabeth Olsen, Bruce Greenwood, Wendy Crewson, Dennis Haysberth, Gethin Anthony, Rob Stewart, Vladimir Jon Cubrt, Al Mukadam, Sebastian Pigott, Paolo Mancini, Elena Juatco
Fotografía: Alan Poon
Montaje: Geoff Ashenhurst
Música: Agatha Kaspar  
Duración: 105 minutos
Año: 2017


6 puntos


FOTOS FAMILIARES

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

El foco temático de Kodachrome es el paso del tiempo y su vínculo no solo con la imagen sino también con lo afectivo, a partir de un relato situado durante los últimos días de un sistema fotográfico a punto de ser discontinuado. Pero también el film dirigido por Mark Raso y escrito por Jonathan Trooper (creador de la serie Banshee y guionista de Hasta que la muerte los juntó) apuesta por el drama familiar con estallidos calculados, y sus diversas elecciones la acercan al descarrilamiento, aunque consigue mantener el equilibrio en la mayoría de su metraje.

Todo arranca con Matt (Jason Sudeikis), un manager musical que está en una racha negativa y a punto de ser despedido de la empresa donde trabaja, que debe emprender un viaje por la ruta con su padre, Ben (Ed Harris), un famoso fotógrafo que ya está cerca de morirse y desea revelar unos rollos que le quedaron de Kodachrome antes de que cierre el último laboratorio en Kansas. Ese viaje es una prueba de paciencia y control de ira para Matt, básicamente porque ese padre con el que no se veía desde hace una gran cantidad de años se esfuerza por ser el sorete más grande del universo con cuanta persona se cruza, especialmente con él. En esa convivencia forzada entre ambos, siempre coqueteando con el duelo verbal y la agresión psicológica, interviene un tercer personaje, Zoe (Elizabeth Olsen), la enfermera de Ben, quien también arrastra unos cuantos golpes y malas decisiones en su pasado, pero es capaz de entablar un vínculo casi instantáneo con Matt sin dejar de mantener una dosis importante de afecto por su padre.

Los mejores momentos de Kodachrome se dan cuando encuentra un equilibrio entre lo verbal y lo gestual, construyendo con sutileza la conflictividad pero también la búsqueda de recomposición del trío de protagonistas, todos sujetos rotos, resquebrajados, a los que les cuesta expresar lo que sienten y piensan. Claro que hay unos cuantos tramos donde el guión de Trooper fuerza la nota, remarcando en exceso los choques pasados y presentes, olvidándose de la construcción progresiva de lo que les pasa a los personajes. Pero por suerte ese forzamiento no llega al desborde absoluto y la puesta en escena de Raso no pretende llevar a la historia más allá de los límites lógicos, eligiendo ir por caminos previsibles pero también lógicos y hasta óptimos.

Especialmente hacia los minutos finales, Kodachrome se constituye en un drama de medio tono, no particularmente sutil pero tampoco rimbombante, particularmente en su cierre, que por previsible no deja de conmover. A eso contribuyen mucho las actuaciones de Sudeikis, Harris y Olsen, que lejos de querer montar un show, transmiten naturalidad y una química mutua que hace todo muy llevadero. No hay grandes ambiciones y todo es pequeño en esta road movie, y quizás por eso se ve sin problemas.

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