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La peor semana

Título original: The Week Of
Origen: EE.UU.
Dirección: Robert Smigel
Guión: Adam Sandler, Robert Smigel
Intérpretes: Adam Sandler, Chris Rock, Steve Buscemi, Rachel Dratch, Allison Strong, Roland Buck III, Katie Hartman Katie, Chloe Himmelman, Jake Lippmann, Jim Barone, June Gable, Suzanne Shepherd
Fotografía: Federico Cesca
Dirección de arte: Peter Rogness
Diseño de producción: Perry Andelin Blake
Duración: 116 minutos
Año: 2018


8 puntos


¡ESTE ES MI SANDLER!

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Con Adam Sandler sucede lo que no pasa con ningún otro actor del Hollwood actual -hasta podríamos decir del mundo-: cada una de sus películas es esperada con la ilusión de verlo recuperar su mejor forma. Es un raro fenómeno que está vinculado, fundamentalmente, por la manera en que Sandler supo hacer de su carrera un cuerpo autoral, en cómo su personaje película a película es el mismo con variaciones, y en cómo esas variaciones permiten ver un crecimiento o un estancamiento. Como pocos, Sandler ha pensado cada paso en su carrera, incluso conceptualizando su propia criatura como lo hizo con Paul Thomas Anderson en la genial Embriagado de amor. Es por eso que podemos trazar una línea bien clara en su filmografía, que es el 2004 con Como si fuera la primera vez. Esa fue su última gran película, luego de eso tenemos un subibaja de 14 años en el que su obra se ha visto lastrada por una incomprensión absoluta del actor hacia su propio personaje: y que tuvo que ver con el proceso de ser padre, de atravesar los 40’s con la consciencia de ya no ser aquel joven iracundo y ante la necesidad de convertirse en adulto sin perder la chispa de la comedia. Es un viaje que le ha costado, que dejó algunas buenas películas (No te metas con Zohan, Ese es mi hijo), pero que estuvo lejos del brillo de otras épocas. Por eso que recibimos con alegría a La peor semana, que no sólo nos devuelve al mejor Sandler, sino que ofrece otras posibilidades formales para un relanzamiento de su carrera.

Es justo decir que La peor semana logra perfeccionar aquello que el Sandler decadente intentó generar antes en películas como Son como niños o la mencionada Ese es mi hijo! Es decir, una estructura dramática leve que se sostiene antes que nada en la construcción de grandes secuencias cómicas. Pero a diferencia del estilo habitual de las películas de Happy Madison, lo que se nota aquí es un registro de cámara en mano, casi de falso documental, que resulta muy apropiado y hasta provoca cierta extrañeza. Es como si Sandler hubiera incorporado en su cine elementos formales de sus experiencias con Noah Baumbach como The Meyerowitz Stories, acercándolo a la estética del cine independiente. En La peor semana, Sandler interpreta a Kenny, un padre de clase media laburante empecinado en dar la mejor fiesta de casamiento para su hija. El problema es que la chica está por casarse con un importante cirujano y obviamente su estatura social está lejos de la del consuegro. La peor semana contará entonces esos días en que la casa de Kenny comenzará a llenarse de parientes y amigos que vienen para el casamiento, como aumentando y exagerando aquella gran escena de Una noche en la ópera, de los Hermanos Marx, en la que un montón de personas ingresan en una pequeña habitación. A diferencia de muchas de sus películas, aquí no son tantos los amigos habituales que vienen a darle una mano al comediante, pero los que están (Chris Rock, Steve Buscemi, Rachel Dratch) cumplen a la perfección.

Pero el mayor hallazgo de la nueva y -por suerte- feliz colaboración entre Sandler y Netflix está relacionada con la manera en que el actor asume la paternidad en la película. Si la tragedia mayor en su debacle había sido cómo hacerse cargo de su nuevo rol sin perder vitalidad cómica, a partir del guión y la dirección de Robert Smigel (nombre clave del Saturday night live y guionista de No te metas con Zohan) esta es la mejor versión de Sandler como padre: lejos de la bobada aleccionadora de cosas horribles como Click y Jack y Jill -o apenas divertidas como Luna de miel en familia-, aquí vemos a un tipo justo, preocupado en su familia, incapaz en muchas cosas, pero lejos de la visión edulcorada a lo Homero Simpson de hago boludeces pero en el fondo es por la familia. Y Sandler, además, tiene la virtud de perder el centro del relato muchas veces y permitir que el resto juegue y haga su partido, en una sucesión de personajes increíbles que se articulan entre secuencias cómicas tan bien pensadas como ejecutadas. Desde la primera escena, Sandler luce una energía que parecía perdida y tal vez esa es la clave: la confianza de que el material era muy bueno y las cosas iban a salir bien. Así, la imagen de Sandler cargando sobre los hombros a su tío paralítico es una cabal representación de buena parte de su último cine. Y de la que el actor sabe reírse salvajemente como en los mejores tiempos.

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