No estás en la home
Funcinema

Recapitulación de Homeland: Like bad at things

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

ATENCIÓN: SPOILERS

En cierto modo, Like bad at things ofició tanto de cierre como de apertura a las dos subtramas principales de esta temporada de Homeland protagonizadas por Carrie y Saul. Esa estructuración no dejó de ser saludable, a pesar de las múltiples irregularidades y arbitrariedades que mostró el episodio.

Aunque todo el asunto referido al resurgimiento de la bipolaridad de Carrie siguió atravesando la narración, como una pesada ancla, el seguimiento que ella y el Agente Allen –con la siempre inestimable ayuda de Max- realizan sobre las actividades de la amante de Wellington ahora cobró un impulso más tangible. De hecho, empieza a quedar más claro que ese personaje un tanto misterioso quizás tuvo que ver con la muerte del General McClendon y hasta se encargó de juntar la plata para el pago de un eventual asesinato. Todo lo demás es poco relevante y la expectativa crece –aunque sea un poco- a partir de una propuesta de Carrie a Allen para montar una operación totalmente ilegal –y que le podría costar al agente su carrera- con el objetivo de establecer el vínculo entre el dinero y Wellington.

Mientras la pesquisa de Carrie recién arranca, toda la situación en la que está inmerso Saul llega a su fin y –previsiblemente- de la peor manera. La forma en que el joven integrante de la familia que alberga a O´Keefe es herido por el FBI en un confuso tiroteo es cuando menos arbitraria y solo funciona como excusa para sentar las bases para un baño de sangre que se ve venir a la distancia. Y lo cierto es que, a pesar de los intentos un tanto ingenuos de Saul por arreglar la situación enviando una ambulancia y gestionando la salida de las mujeres y niños presentes en el lugar, es también evidente que O´Keefe, aún con sus vacilaciones, ansía y quiere que todo estalle.

La filtración de una noticia falsa respecto a que el FBI dejó morir al joven herido –cuando en realidad ya estaba recuperado- es otra coartada banal para llegar al previsible enfrentamiento, que culmina en un baño de sangre y con O´Keefe por fin preso, aunque al costo de otro Waco. Es la forma –definitivamente torpe- que esta temporada encuentra para salir del atolladero en que se metió deliberadamente. A Homeland le pasa lo mismo que a la presidencia de Keane: necesita establecer un cambio urgente en su agenda. Al igual que Wellington, que tomó una decisión desesperada a espaldas de Keane, dándole luz verde a un bombardeo contra un grupo terrorista para recobrar algo de iniciativa política, la serie recurre a un truco de guión, quema puentes y busca nuevos horizontes dramáticos.

La pregunta que queda flotando es si el fin de la toma de rehenes que tuvo que afrontar Saul y la operación que va a comenzar Carrie servirán para darle nueva energía a esta temporada que hasta ahora viene siendo bastante mediocre. Like bad at things es un barajar y dar de nuevo, pero todavía no sabemos qué cartas quedan en el mazo.

Comentarios

comentarios

Comments are closed.