No estás en la home
Funcinema

Los descendientes (2011)



HUELLAS

Por Matías Gelpi

(@matiasjgelpi)

En What remains of Edith Finch, uno de los videojuegos revelación de 2017, nuestro objetivo es acompañar a la Edith del título en un viaje de regreso a la casa de su infancia. Allí iremos jugando a descubrir todos los pequeños relatos de los antepasados de la protagonista para reconstruir la historia familiar, y también para reconstruir y comprender a Edith. El juego, al igual que Los descendientes de Alexander Payne, reflexiona sobre las huellas que la genealogía deja en nuestra biografía. Cómo se proyectan en nuestras vidas determinados patrones, determinadas tendencias y algunas maldiciones.

Probablemente no estemos hablando de la película más arriesgada del director ni mucho menos: la sinopsis y la presencia del Clooney fácilmente nos generaban el prejuicio de estar ante un drama hollywoodense industrial y poco sorpresivo. Y sí, la película es un drama (melodrama) industrial y poco sorpresivo, bien filmado, ágil y que esconde algunas valentías. Me refiero a la determinación de Payne de meterse de lleno con esos temas que siempre corren el riesgo de caer en el lugar común pavote o en el golpe bajo (una enfermedad terminal, la tragedia familiar, la transformación de los vínculos), para deformarlos un poco, tomar distancia sí, pero sin dejar de generar emoción genuina. Algo así como lo que intentaría Josh Boone con la adaptación de Bajo la misma estrella, intento fallido por cierto.

El principal eje de Los descendientes es la pareja protagónica, no solamente porque son los que llevan la historia hacia adelante sino también por lo sólido de sus interpretaciones. Hablamos de George Clooney y Shailene Woodley, padre e hija respectivamente. No hay mucho para agregar sobre la gran capacidad de Clooney, pero en Los descendientes, Woodley fue una revelación; no recuerdo si alguna vez volvieron a compartir elenco, pero en el armado de Los descendientes este tándem funciona perfecto. Lo que nos muestran es un vínculo devastado por la falta de comunicación y la distancia: un padre que nunca se ocupó del todo y que ahora, a falta de la madre, pareciera que prácticamente no conoce a su hija; y una hija que no puede atravesar el resentimiento y la rabia que le provoca la ausencia del padre. Por supuesto, la posible muerte de la madre los irá acercando, tales son los mecanismos mágicos de la narración cinematográfica, pero se puede ver que ese acercamiento es legítimo; entre los dos empiezan a ocupar el espacio gigante que va dejando el fantasma de la madre, que a medida que avanza la película se va desvaneciendo.

Luego de Los descendientes Payne volvería a viajar al pasado familiar y al tema de la reconstrucción de los vínculos con Nebraska, una película más indie desde la puesta en escena, pero más lograda en general. Pero, como en toda genealogía, Los descendientes también deja su huella de buen melodrama en la filmografía del director.

Comentarios

comentarios

Comments are closed.