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Jim & Andy: the great beyond

Título original: Jim & Andy: The Great Beyond – Featuring a Very Special, Contractually Obligated Mention of Tony Clifton
Origen: EE.UU. / Canadá
Dirección: Chris Smith
Intérpretes: Peter Bonerz, Jim Carrey, Randall Carver, Tony Danza, Danny DeVito, Andy Dick, Milos Forman, Paul Giamatti, Arsenio Hall, Hugh Hefner, Judd Hirsch, Elton John, Carol Kane, Andy Kaufman
Fotografía: Brantley Gutierrez
Montaje: Barry Poltermann
Departamento de arte: Emma O’Neill
Duración: 94 minutos
Año: 2017


9 puntos


EL REY DE LA COMEDIA

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

El mundo de Andy no sólo es una de las más grandes películas subvaloradas de todos los tiempos, es también uno de los mejores y más personales biopics jamás hechos. No uno de los mejores, seguramente el mejor. La película de Milos Forman apostaba a la mímesis y la representación de grandes éxitos del homenajeado, el enorme Andy Kaufman, pero también era un artefacto completamente libre que vampirizaba el espíritu del comediante y los reproducía con un nivel de anarquía infrecuente en el mainstream hollywoodense, jugando constantemente en esa delgada línea donde la ficción se convierte en realidad y la realidad se convierte en ficción, y negando de alguna manera la estructura del biopic cinematográfico. ¿Qué era cierto de todo esto que veíamos? Vaya uno a saber. El mundo de Andy, además, se potenciaba con la presencia del mejor Jim Carrey, en una actuación consagratoria rizando el rizo del concepto de imitación: lo suyo era sí una repetición de tics y gestos, pero también una sesión de espiritismo donde un cuerpo se introducía en el otro en una suerte de extraño exorcismo dadá. Obviamente que aquella película que arrancaba con el final y nos echaba de la sala iba a ser malinterpretada y despreciada. En definitiva, esa incomprensión no podía ser otra cosa que la mejor manera de homenajear al rupturista Andy Kaufman.

Ahora, vía Netflix, nos llega Jim & Andy: the great beyond – Featuring a very special, contractually obligated mention of Tony Clifton (el título es otra de las tantas delicias que se recuestan en el espíritu kaufmaniano), un documental de Chris Smith que son varias películas a la vez y que complementa notablemente la película de Forman con la que podría ser exhibida en doble programa. Por un lado, el documental es una entrevista con Jim Carrey repasando su carrera y recordando el quiebre que significó el protagónico de El mundo de Andy. Por otro lado, un acercamiento a la esquiva figura del propio Andy Kaufman, a su vez el abordaje de Kaufman desde el punto de vista de Carrey, y la recuperación del detrás de escena nunca visto de aquel rodaje caótico en el que Carrey jugó a ser Kaufman las 24 horas del día, estirando todo tipo de situaciones y llevándolas al límite de lo tolerable. El documental arranca con un Carrey en viaje místico (en sus ojos se observa una melancolía feroz y es un poco la que le aporta ese clima como de despedida al film) diciendo que la película en verdad no debería arrancar nunca, o que debería arrancar ya empezada. Anticipo de ese andamiaje lúdico por el cual el documental se deslizará sin asegurarnos nunca que estamos en suelo firme.

Según cuenta Carrey, ese backstage estuvo guardado durante dos décadas porque los productores temían que si salía a la luz el actor fuera dejado en ridículo y señalado como un imbécil. Su comportamiento en el rodaje fue odioso, recreando al Kaufman provocador y bravucón, chocando con Forman y con los actores y los extras, generando una tensión que era en parte un juego pero en parte también una manifestación de cómo lo marginal, desatado, irrumpe con una energía que no se puede controlar. Carrey es consciente de esto y también de cómo cada una de sus películas simbolizaba un estado de ánimo personal. Al momento de El mundo de Andy, Carrey era una estrella, venía de ganar millones con alguna de las comedias más exitosas de los 90’s y este era el rol de su vida. Y lo fue tanto que, sin dudas, significó un quiebre en esa búsqueda entre filosófica y existencialista donde la comedia no sólo es una forma de traducir el mundo, sino también la cara burlona que el mundo adocenado quiere ocultar.

El documental se vale también de anécdotas increíbles, como esa secuencia en la Mansión Playboy donde todos creían que ese Tony Clifton que se paseaba entre conejitas era Carrey disfrazado, pero no. El canadiense estaba en la cima del mundo y usaba ese poder para llevar hasta los límites el sinsentido y el artificio. Esa oscuridad que se podía observar en sus criaturas de El insoportable o Irene, yo y mi otro yo aparece aquí en toda su forma. Pero tras la bufonada, el Carrey contenido del presente observando al Carrey desatado del pasado es un momento de gran melancolía. Y la pregunta final es excelente: ¿y si en vez de haber deseado ser Andy Kaufman, Jim hubiera deseado ser Jesús? Jim & Andy: the great beyond – Featuring a very special, contractually obligated mention of Tony Clifton es una película sobre un actor, sobre el arte de representar y sobre la representación que a la vez niega su propia esencia: ¿y si todo es una gran mentira?

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