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El valle de la venganza

Título original: In a valley of violence 
Origen: EE.UU.
Dirección: Ti West 
Guión: Ti West  
Voces originales: Ethan Hawke, John Travolta, Taissa Farmiga, James Ransone, Karen Gillan, Toby Huss, Tommy Nohilly, Larry Fessenden, Michael Davis, James Cady, Burn Gorman, K. Harrison Sweeney, Jumpy
Fotografía: Eric Robbins 
Montaje: Ti West 
Música: Jeff Grace 
Duración: 104 minutos
Año: 2016


5 puntos


CUANDO LA EXPERIMENTACIÓN FALLA

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

Todavía recuerdo cuando vi en el 2009, en el Festival de Mar del Plata, The house of the Devil, uno de los films que más me asustó en los últimos años. Allí la operación de homenaje y cita al cine de terror de los setenta y ochenta funcionaba realmente muy bien porque el director y guionista Ti West porque no se quedaba en el mero juego de referencias, sino que creaba un relato crecientemente opresivo, con climas sumamente desestabilizadores.

En El valle de la venganza, el realizador intenta una maniobra similar, pero esta vez con el spaghetti western –con particular énfasis en la trilogía del dólar de Sergio Leone y la película de Clint Eastwood La venganza del muerto– e incorporando elementos de la primera entrega de Rambo. La premisa del film es sencilla aunque luego pruebe ser un tanto más derivativa: un solitario ex soldado (Ethan Hawke) llega a un pueblo casi desértico y por una serie de circunstancias choca con el matón del lugar (James Ransone), quien también es el hijo del Sheriff (John Travolta). Ese choque tendrá consecuencias obvias: una serie de venganzas y contra-venganzas, que irán conduciendo a un abundante derramamiento de sangre.

Aunque West despliega todas las herramientas habituales del spaghetti western y guiños precisos a los cines de Leone, Eastwood y hasta Don Siegel, rara consigue darle sustancia y potencia a la narración, porque sus personajes no llegan a salir de terrenos cuando menos problemáticos. Quizás esto tenga que ver con que el realizador toma cierto tono distanciado y hasta paródico que hay en el sub-género que aborda y lo lleva más allá, elevando la nota un grado más a partir de distintas remarcaciones en los diálogos. De ahí que en vez de una hipérbole, tengamos en El valle de la venganza una hipérbole al cuadrado, en un experimento que se revela como fallido.

Uno de los pilares que generaba interés en el spaghetti western pasaba por la información: en contraposición con una estética recargada, se retaceaban indicios sobre los personajes, en una manipulación virtuosa que podría ser definida como “menos es más”. Pero West no parece entender esto –o lo entiende, pero elige ir deliberadamente en contra de este precepto- y termina aportando mucha más información de la necesaria, en una apuesta que le termina saliendo muy caro. El valle de la venganza peca de redundante, dice demasiado sobre sus protagonistas y termina cayendo en su propia trampa.

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